Un día después se exhibiría el dictamen del examen post-mortem en donde se denunciaba que habían sido uno de Bernaldo de Quirós (para el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza) y dos de Julio Delgado (uno para Enrique Ponce y otro para El Zotoluco), los que habían incumplido con la edad reglamentaria... menos de 4 años.

Curiosamente el cartel lo volvían a confeccionar Enrique Ponce junto a Eulalio López Zotoluco (además de Rafael Ortega y Pablo Hermoso de Mendoza), quienes cabe recordar, estuvieron envueltos en otro problema en la misma fecha pero del año pasado… 2003, tras descubrirse que Enrique Ponce había lidiado el astado número 525 de  la ganadería de Julio Delgado que no había sido autorizado; en su lugar debió haber enfrentado al número 472 de Reyes Huerta, que sí le había correspondido oficialmente.

Otro enfrentamiento entre la Comisión Taurina del Distrito Federal y el actual empresario de la Plaza México, Rafael Herrerías, una seria diferencia que llegó a la grave tensión que ha trascendido a través de los medios de comunicación, perjudicando no sólo al espectáculo que se produce en el coso mayor del mundo, sino al que se organiza en las diferentes plazas de la República.

Dos posturas han sido fundamentales en esta confrontación, por una parte, el empresario de la Plaza México, quien desde que asumió el control de la México el 23 de mayo de 1993, fue franco en su postura manifestada en los diversos medios informativos: exigir y aplicar –a menudo violentamente- su autorregulación; mientras la Comisión Taurina intenta hacer cumplir un Reglamento, que por sus lamentables errores de origen, está pleno de muchas lagunas legales y confusiones en las responsabilidades, facilitando de esta forma las omisiones en su aplicación.

Sin embargo, en ese mismo mes de febrero… el día 26, la Comisión Taurina pudo concretar gracias al apoyo de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, que los tenedores del Derecho de Apartado, ya no tuvieran forzosamente que renovarlo si para ellos el elenco y los carteles que presenta la empresa… carecen de calidad o atractivo. Claro que la empresa, sólo por esa temporada que no fue renovado, podrá sacar a la venta ese derecho al mejor postor.

Se decidió primero, que fuera vitalicio, y es lo que apareció hasta el momento en la Gaceta Oficial del Distrito Federal, esto es, no se pierde ese derecho si no se renueva; aunque todavía está en espera de su publicación en la Gaceta, una modificación aprobada en junio por la mayoría de quienes hicieron la revisión en al Reglamento Taurino, que sustituirá a la anterior: El Derecho de Apartado podrá no renovarse los primeros dos años, pero el tercero será necesario su renovación, y así sucesivamente.

¿Qué es el Derecho de Apartado? Es la facilidad que tiene el aficionado de la Plaza México, que sea propietario  del mismo, para adquirir en cada festejo cuatro y tres días antes de que salgan los boletos (billetes) a la venta general.

Esto del Derecho de Apartado fue otro gran detonador de una nueva y seria diferencia que acrecienta… si se puede acrecentar más la tensión entre la Comisión Taurina del Distrito Federal y el empresario de la Plaza México, porque le quita de “golpe y porrazo”… como decimos en México, la posibilidad de obtener sin apenas iniciar un festejo un monto muy importante en la renovación de cada derecho.

Pero la historia… no acaba aquí, en el mes de julio un grupo de rijosos “novilleros”… Pablo Samperio, Miguel Ortas “Miguelete”, Atanasio Velázquez, y algunos más, se presentaron afuera de las oficinas del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, para exigirle retirara la modificación del Derecho de Apartado que, como es obvio, beneficia al aficionado y “perjudica”… su eso puede ser un “perjuicio” a un empresario sin visión ni talento ni sensibilidad ni imaginación.

Porque sólo un empresario que carezca de las cualidades para serlo, puede temer que no se venda el Derecho de Apartado. Un buen empresario sabe bien, que si presenta un espectáculo de calidad, respeta el marco legal y la tradición… si el auténtico toro íntegro es parte fundamental del espectáculo, tendrá como consecuencia necesaria, que detrás de cada poseedor de cada Derecho de Apartado… haya 30 aficionados que deseen adquirirlo.

Para tal efecto, estos “novilleros” llevaron una plaza portátil, dos novillos que pretendieron soltar en pleno centro de la Ciudad de México, un caballo de pica; asimismo repartieron programas para invitar a todos los que pasaban a “La Corrida de la Esperanza”. Y el momento crítico ocurrió cuando uno de estos “novilleros” subió al cajón y estuvo a punto de soltar a un novillo; las autoridades tuvieron que actuar en consecuencia para someterlos al orden.

De inmediato las autoridades de la Ciudad de México representadas por el Secretario de Gobierno, Alejandro Encinas, responsabilizaron a Rafael Herrerías de esta provocación contra el marco legal.

Aquí cabe preguntar… ¿Quién dio dinero a los novilleros para poder pagar tantos gastos como los dos novillos… la transportación de los mismos; el caballo de pica… y su transportación; la plaza portátil… y su transportación; los mismos programas?

Recientemente, renunció el presidente de la Comisión Taurina del Distrito Federal, Carlos Mendoza Aupetit, por tanta corrupción, que según él, continúa prevaleciendo entorno a la Plaza México. La “gota que derramó el vaso”, fue que al abrirse la actual temporada de novilladas, se lidiaron dos novillos de la ganadería de Xajay de Javier Sordo Bringas, que no estaban inscritos en el Registro Obligatorio de Edades, y fueron aprobados para su lidia; al margen de que confeccionaron el cartel, tres de los novilleros que fueron a provocar a las autoridades capitalinas.

Sin embargo, en este embrollo trascendió, que quien en la realidad obligó abrir la Monumental Plaza México, fue su propietario el señor Antonio Cossío, pues se enteró, según propias palabras de Víctor Juárez G., que el señor Herrerías andaba ofreciéndola en subarrendamiento al mejor postor, entre ellos, a la propia Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, la que por supuesto no aceptó.

Igualmente la Comisión Taurina dio a conocer que, la temporada 2003-2004 de la Plaza México, sólo tuvo un total de 98 mil entradas en 20 festejos. Y si se quitan 10 mil del festejo de inauguración y 50 mil para la corrida del 5 de febrero, quedan para los siguientes 18 festejos un promedio de 2, 111 (¡dos mil ciento once aficionados!) por corrida, para un coso de 50 mil lugares.

Sin embargo, en todo este mar de confusiones, existe una valiosa aportación: La fiesta taurina en la Ciudad de México es ya una tradición cultural y popular que tiene que cuidar y salvaguardar el propio gobierno capitalino, cuidando que los intereses del público, de los toreros, de los subalternos, de los ganaderos y hasta del propio empresario (cuando la razón le asista y por supuesto esté dentro del marco legal) se respeten.

En tantos dimes y diretes, parece que sólo existe una solución para lograr el renacimiento con grandeza del espectáculo taurino en la Ciudad de México…el cambio urgente en la administración de la Plaza México.

Un nuevo empresario que no esté contaminado, que recuerde que el público siempre es primero, y que la fiesta, fundamentalmente es de toros. Un empresario que tenga la capacidad para entender la sensibilidad de los toreros y así lograr confeccionar, equilibrando, importantes carteles.

Un empresario que respete la tradición, el marco legal y a todos sin excepción.