La Universidad de Salamanca tiene a su entrada una frase que resume todo:“Lo que natura no da… Salamanca no presta”.
Frase lapidaria que deambuló por nuestra mente el pasado domingo, cuando, si bien es cierto que entendemos de la inexperiencia de los jóvenes novilleros, también estamos ciertos del valor natural, la voluntad y entrega a raudales, que sustenten su inclusión; no obstante… nada de eso hubo en ese festejo de reapertura de la actual temporada de novilladas del coso titular de México.
Simplemente aparecieron tres jóvenes enfundados en los ternos de torear, y de torear… justamente de torear, no pasó nada.
Reiteramos… se comprende la falta de novilladas que les den más argumentos a su expresión, pero no del desentendimiento y la falsa pose que les hace suponer que son toreros.
¡Así no es!
Salieron seis magníficos ejemplares de Sergio Rojas que fueron el elemento propicio para no sólo las grandes faenas, sino para el propio encuentro de los tres novilleros consigo mismos y con su futuro inmediato, pero…
¡Sí!, pero… ¡no pasó nada!
Lo más torero de la tarde
Y entonces volvió a rondar por los caminos de mi mente la terrible frase… Lo que natura no da… Salamanca no presta, ni Salamanca ni la Plaza México, ni nadie.
A los tres novilleros que este domingo pasaron y no dijeron nada, se hace necesario que visiten la edificante autocrítica, porque no dudamos que sean buenos ciudadanos, obedientes hijos, estupendos hermanos, y lleguen a ser inigualables esposos, así como padres de familia, pero como toreros… han dejado tan poco, que no se les vislumbra un porvenir en tan difícil profesión, y estas oportunidades, como la que han tenido, habitualmente se aparecen muy, pero muy rara vez.
Ha sido una gran lástima que justo cuando se suponía se tenía que sustentar a través de los jóvenes, la grandeza y continuidad de la Fiesta, todo ha quedado para un mejor ocasión, y es por ello que esperamos que el próximo domingo los siguientes alternantes demuestren que en México hay buenos prospectos.
