Se viene hablando insistentemente del recambio de ganaderías en la feria de Cali, el gobernador del Valle metió baza en la recuperación de la categoría de la feria de Cali desde inicio de año queriendo que se vuelvan a anunciar las figuras en la feria y propiciando un recambio en las ganaderías que no tuvieron buen resultado. Bueno, esto último no se va a cumplir del todo, ya descabezaron a Mondoñedo que triunfó en los últimos dos años.
Pero este recambio de ganaderías se entendió mal y desde muy pronto se anunciaron que volverían ganaderías del exterior cuando la idea era que las ganaderías que no habían tenido buenos resultados no repitieran, vinieran otras, e incluso explorar, solo explorar, la opción de ganaderías extranjeras. Al principio se dijo que ganaderías mexicanas y luego empezó a sonar fuerte el nombre de la ganadería de Puga del Perú.
Todo sonó muy bien al principio pero se inició un debate sobre la conveniencia de importar ganado de fuera por la lógica perdida de cupos para las ganaderías nacionales. Pero se enfocó mal el debate, se empezó a atacar la importación per se, cuando se viene insistiendo en la integración taurina americana, lo que resultaba todo un contra sentido, se atacó cualquier posibilidad de importación de ganado cuando las ganaderías colombianas tienen abiertos la mayoría de mercados americanos, se generaron posiciones parcializadas sin muchos argumentos de peso.
Pero en lo que no se puso atención y es el trasfondo de todo y queremos remarcar desde esta tribuna es que la traída de ganaderías de otros países es perfectamente viable y es una buena opción, siempre y cuando se mantengan estándares de presentación y se puedan ver toros bravos, pero lo que debe quedar muy claro es que esto nunca debe obedecer o ser el resultado de la imposición de las figuras para asistir a una feria.
Nunca se atacará la libre competencia pero señores, ¡mucho cuidado! El anunciar una ganadería en una feria debe ser el resultado de su buen desempeño, de sus buenos ejemplares, de toros bravos, de corridas históricas que trasciendan las fronteras, más no porque algún torero con vitola haga este tipo de exigencias.
Ya sufrimos en la reciente temporada de Bogotá el peso de las exigencias de las figuras españolas con la lógica disminución del trapío de los toros a los que se enfrentaron y esto no se puede volver a permitir.
Por tanto, que tenga bien claro cualquier ganadero con el que se concrete la contratación de su ganadería para Cali, bienvenido si es así, que tendrá la responsabilidad de traer una corrida excelentemente presentada, sin tacha, sin ningún tipo de reparo, que este acorde a lo que siempre se ha conocido como el “toro de Cali” porque de no ser así las suspicacias abundarán y de paso las puertas al intercambio taurino americano podrán ni siquiera volver a abrirse.
Ojo, que los aficionados peruanos no aguantaron más tomaduras de pelo en la histórica feria de Lima y tomaron por su propia cuenta el análisis de los pitones de las ganaderías lidiadas en la feria de Lima por sospecha de manipulación y esto de por si no es para nada una buena carta de presentación, esperemos como avanzan las cosas, bienvenido el intercambio cuando suma, pero que esto no tenga el trasfondo de alguna figura queriendo acomodarse.