Es posible que le pase a usted, a mi me pasa. Recibe una llamada telefónica, el interlocutor le dice que es de Tele 5, -para los de fuera de España, es una de las cadenas de televisión españolas- le pregunta si está en Madrid pues han de hacer un programa al día siguiente en el que se va a tratar un tema taurino.
Hasta ahí todo puede parecer normal. Se le contesta, sea mujer o varón, entonces muestran su interés en contar con uno para ese programa. Tras de una brevísima pausa, te dicen... y qué opina de esto... o de lo otro. Se lo dices con total normalidad y entonces ya eso da pie a un interrogatorio continuado, no paran de interrogar, interesándose por todos los detalles laterales, y colaterales, del tema que supuestamente van a presentar en el programa. Terminado cuando sacian su curiosidad, es cuando te dicen que consultarán con la dirección y que ya te llamarán.
Anagrama de la cadena de los 'debates' a la carta
La dirección del programa no sabemos que dice pues ya nadie te vuelve a llamar. Así un día y otro. Por supuesto que te quedas tan tranquilo pues nada se te ha perdido en esa cadena de televisión, pero eso tiene truco.
El truco está en que en el programa ya tienen decidido cómo ha de ser el mismo y el mensaje que quieren dar a la audiencia y de ahí lo del interrogatorio. No se conforman con que seas persona capacitada para hablar de toros o toreros, lo que quieren saber es cómo te posicionas ante lo que ellos quieren “montar” en el programa. Cuando ven cómo eres, el rigor de tus posiciones, y fundamentalmente tu independencia de juicio y criterio, ya no eres apto para el debate en cuestión. Ya no vas. El consabido “llama Tele 5” queda en un silencio significativo en el que la supuesta respuesta es “no nos vale lo que piensa, necesitamos otros que digan lo que queremos presentarles a los televidentes”.
Me ha sucedido dos veces y en ambas sondearon bien mi opinión sobre el tema del que decían que iban a tratar. Es como si los testigos de un juicio fueran interrogados antes y a la vista de sus respuestas, decidir si le viene bien al enjuiciado o no. En resumen, quieren el resultado del programa a la carta, ni debate ni gaitas. Las opiniones que no coinciden con su ya decidido resultado de lo que van a exponer, aparcado, y la invitación queda reducida al silencio.
Por tanto, y no solo por lo relatado, credibilidad del programa, cero. Si defiendes o matizas en contra de lo que quieren, prescinden de ti. Todo un ejemplo de pluralidad en la cadena.
Ya sabe, querido amigo o aficionado, si le llama Tele 5 tiene dos opciones: decir que no, que para esa cadena no está disponible para no perder tiempo en sus interrogatorios o si quiere salir en la tele, apoyar eso que ellos dicen que quieren someter a “debate”. No es precisamente plural el debate, ni siquiera es debate lo que luego se puede ver. Así lo cuentan quienes lo vieron, aunque yo no suelo, a la vista del paño que suelen vender, entretenerme en ver esa cadena. Les aseguro que no me falta de nada y no me llevo el berrinche con el que terminan los que lo ven.