José Tomás volvió a conseguir reunir a más de 30 mil aficionados, en la Monumental Plaza de Toros México, ahora mismo, es el único que puede hacer realidad tal odisea, y lo realiza bajo el misterioso embrujo de su arte, de su impactante personalidad.
José Tomás, el Santo Laico de los toros, como le bautizó don Julio Téllez
Ha sido un festejo que deambuló entre la imponente sobriedad del artista de Galapagar, y las importantes posibilidades del todavía bisoño, pero prometedor Payo, así como de un Señor Cejas, dicharachero, gracioso, jocoso, bullicioso, en ocasiones con cierto dejo de frivolidad, pero que busca afanosamente divertir a la asistencia.
Y sin embargo, lo que ha quedado para el imperecedero recuerdo, lo que conmovió, lo que llevó a la sublime locura… ha sido la angustiosa e intensa tauromaquia de José Tomás, que nos conduce irremediablemente al éxtasis, así como a la edificante reflexión del por qué de su grandeza torera.
Dos toros auténticamente imposibles, por la falta de casta, y que sin embargo, no fue ningún impedimento para que la serena inteligencia y el indómito espíritu del madrileño, pudiera así estructurar dos propuestas, tan importantes en el orden estético, como en lo que al contenido se refiere.
Sí, la refinada técnica, el valor espartano, el inequívoco sentido del toreo, y por supuesto, el sentimiento a flor de piel, están contenidos en José Tomás; y ahí no existe espacio para la falsa democracia de valores mal entendidos, para los falsos alardes que a través del recurso circense divierten al público, pero que no dejan nada para el futuro inmediato.
José Tomás consigue sumar las diversas pasiones entendidas, y hacer a través de su inquebrantable tauromaquia, trascender el espíritu del diletante taurino.
La imponente tauromaquia de José Tomás
Era un espectáculo sin límites observar la monumentalidad de la Plaza México, llena en sus tendidos numerados, e intentarlo lograr en los generales, y seguros estamos que en una próxima comparecencia de José Tomás, lo conseguirá. Ese monstruo de más de 30 mil cabezas quedó extasiado ante la obra creadora del Santo Laico de los toros como le bautizó don Julio Téllez.
Si la tauromaquia del artista de Galapagar, es como la obra creadora de Miguel Ángel, producto de una vida que se debate entre el invisible hilo de la agonía y el éxtasis, pero que conlleva la grandeza misma del artista que cuando crea es el centro del universo.
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* Gráficas del maestro Juan Ángel Sainos