Era yo un muchachito imberbe cuando, Ronald Bigs conmocionó al mundo con su atraco al tren de Glasgow en que, como se sabe, en el año 1963, se llevó, de aquel botín, quinientos millones de pesetas. El hecho, como digo, conmocionó a propios y extraños puesto la “Banda de Bigs” como se les conocía, cometieron el mayor atraco de la historia de la delincuencia, hasta aquellos momentos. Tras el atraco, la policía detuvo a toda la banda, menos a Ronald Bigs que, como se sabe, se fugó por el mundo y, durante muchísimos años, nunca dieron con su paradero, hasta que, este año, él, por su cuenta y riesgo, decidió regresar a tu tierra, con la finalidad de morir como héroe en la Gran Bretaña que le vio nacer. Ciertamente, Bigs, no era un tipo cualquiera; de que era singular, lo tuvo que reconocer la policía de todo el mundo. A las pruebas me remito.
Nadie, en su sano juicio, puede defender a un delincuente convicto y confeso, como es el caso de Ronald Bigs. Pero lo de este hombre da la medida de las comparaciones que se pueden hacer respecto a los delitos que hemos conocido a lo largo de estos años y, sinceramente, Ronald Bigs, con sus acciones, hasta puede quedar como un héroe nacional, respecto a los ladrones de guante blanco que pululan por todo el mundo, muchos de ellos, dentro de España sin tener que irnos más lejos. Pensemos que, Ronald Bigs, en su atraco, no mató a nadie, se jugó la vida y, para colmo, se llevó el dinero de un gran banco inglés que, como se sabe, el que roba a un ladrón, tiene cien años de perdón. Siendo así, hasta entiendo que, muchas gentes, a lo largo y ancho del globo terráqueo, vean a Bigs como el héroe de esa novela imaginaria que, en su día, fue una palpable realidad.
Todo hombre es libre de emprender las acciones que estime oportunas, hasta para planear un golpe como el de Bigs; como lo deben ser para asumir las consecuencias. El problema viene dado cuando, como vemos en tantas ocasiones, ciertos gremios relacionados con la política, dan “golpes” más suculentos que el de Bigs, no asumen riesgos y, encima, pretenden quedar como mártires. Y muchos de esos estafadores del dinero de todos los españoles, cuando ocurren casos como el de Bigs, se echan las manos a la cabeza, se ponen a temblar y marchan a las iglesias para rezar padrenuestros por el alma de los delincuentes. Ronald Bigs asumió el riesgo de saber que, si le cogían, tenía cadena perpetua; si quedaba en libertad, el mundo era suyo. En España, algunos, de los pocos delincuentes que han procesado, han pasado una temporada en la “trena” y, tras la “ganada” libertad, a vivir como reyes con un dinero robado, eso sí, con guante blanco y sin riesgo para sus vidas.
Hecha la correspondiente comparación, al final, Ronald Bigs, queda como un héroe, leámoslo entre comillas, es cierto. Aunque, a fin de cuentas y en honor a la verdad, Bigs, que nadie lo olvide, puso en juego su vida, se llevó un dinero de “nadie” y sabía el riesgo que asumía. Al final, no queda otra alternativa, tenemos que admirar a Ronald Bigs puesto que, expuso su vida por lograr un proyecto; otros muchos, con el proyecto a flor de piel, sentados en sillones de terciopelo y sin riesgo alguno, han manejado el dinero de todos los españoles de buena voluntad que pagamos impuesto para la causa común, quedándose, por su cuenta y riesgo, ingentes cantidades de dinero robado y sin riesgo alguno. Esta es la diferencia. Me quedo con Bigs, puesto él, no le hizo daño a nadie.