Veía yo en el previo de uno los encierros de Pamplona que muchos entrevistados se quejaban de que los encierros ya no eran lo mismo, que se había masificado todo, que correr era imposible, que lograr “un hueco” en la carrera se había vuelto una quimera, que venía mucho extranjero que complicaba mucho el encierro y pensaba que la fiesta misma sufre lo que sufren los encierros de Pamplona, todo ha cambiado, todo se ha modernizado, todo ha ….. ¿evolucionado?. Porque muchas veces todo parece una involución. Pero aún existimos muchos que queremos que en la fiesta todo siga como antes, cuando todo era como más de verdad.
El toreo vive exactamente lo mismo que lo de los encierros, una masificación y una modernización tal que se ha vulgarizado todo y se ha perdido la escencia, la pepa de la cuestión.
Y por un momento pensaba … y entonces estaremos mal los que añoramos y quisieramos que todo fuera un poco más de verdad o tendremos que adaptarnos a la realidad de hoy en dia, que seria algo así como aceptar a ese toro tontarrón que las figuras imponen y que los ganaderos crian para cumplir con las exigencias de la figurita de turno. ¿Será?
¿Será que nos estamos estrellando contra una muralla inquebrantable y que el paso del tiempo y la modernización de la fiesta no tiene reversa y hay que aceptar lo que hoy tenemos como espectáculo taurino?
¿Será que el tercio de varas seguirá siendo la pantomima que se realiza hoy en día en donde se masacra al toro en el primer encontronazo sin dejarlo ver y sin medir en realidad su condición de bravura y que eso es así y punto?
¿Será que el tercio de quites desaparecerá por completo porque ninguno se atreve a darle más de dos puyazos a su toro porque se acaba pronto en la muleta o porque el manso no los resiste y nos conformamos con eso?
¿Será que la bravura del toro es cosa del pasado y ahora tocará conformarse con la docilidad, la colaboración y el que se dejen ante el muletero de turno?
¿Será que hay que aceptar que las figuras pasen de San Isidro y no se vean las caras para dirimir quien manda en el toreo y debemos congratularnos porque al menos se anuncian por Madrid?
¿Será que los saltos, brincos y piruetas de Fandi y Ferrera son más emocionantes que cuando el portugues Victor Mendes se asomaba al balcón de verdad?
¿Será que los del autobús tendrán que ir en taxi y que la masa, la tan famosa masa, se impondrá como publico de los toros y todos tan contentos que esto es para pasárselo en grande?
¿Será que aquellos que aún nos preocupamos de la bravura del toro y de la pureza al torear nos equivocamos y que el camino es el de aceptar todo tal cual se nos presenta y que ya que mas da, si las plazas se llenan y la televisión deja reditos para todos?
¿Será que este maravilloso espectáculo debe sufrir el rigor del paso del tiempo para ir cambiando sus formas y hacerse más comercial?
¿Sera?..... Aceptarlo sería algo así como aceptar que en las grandes vueltas ciclísticas todos se dopan y todos tan felices, en vez de denunciarlo y limpiar la podredumbre que hay por dentro.