Es así y así hay que decirlo. Zapatero es el único equivocado en esta historia. ETA no se equivoca porque no engaña nunca y él sí. Los terroristas saben lo que quieren y ZP creyó que con un pañuelo blanco en la mano los iba a parar en seco. La Alianza de Civilizaciones es una memez comparada con ese puente tendido, gratis total para ETA pero muy costoso para el pueblo español, que les ha dado a estos asesinos.
En el camino quedan sus ocultaciones, su marginar al PP para quedarse solo con el “éxito” de su negociación, pero era imposible y así se le ha dicho desde muchas tribunas, excepción de las que están a su servicio. Millones de personas, y varias veces, en la calle le han gritado que tratarles de iguales a esos asquerosos asesinos ya era en sí una ofensa a las personas decentes. Las víctimas han tenido que soportar la humillación de concedérseles menos crédito que a los “hombres de paz” de este impostor Zapatero. Ha querido engañar a todos al mismo tiempo, pero mientras la sociedad no es violenta y solo lo ha dicho en la calle y sin siquiera quemar papeleras, los terroristas juegan otra macabra partida.
Necesitará al PP para recomponer el pacto roto a su conveniencia, y lo tendrá, porque así lo exige la cordura, pero no podrá tener el respaldo de los ciudadanos engañados, arrinconados, ofendidos, utilizados, todo a su conveniencia y por la espalda.
Es doloroso decirlo, pero sin todos los que le ríen y han reído estas “gracias” no hubiéramos llegado a esta situación. Claro que no ha cedido todo lo que pide ETA, era imposible y se le ha avisado mil veces, pero les ha dado tanto que ahora es imposible quitárselo. Están en los ayuntamientos (la propia ETA se vanagloria del éxito de ANV) con ese partido al que han dejado presentarse con todo tipo de argucias y traición a quienes defendíamos que eran ellos. El fiscal generalito del estado haciendo de las suyas con De Juana y con Otegi, ofensas continuadas a las víctimas y a los ciudadanos, pero también al sentido común. Todo un cúmulo de despropósitos inimaginable en alguien medianamente cuerdo.
Y tantos censurando a quienes salíamos a la calle a gritarle que se equivocaba por preferir a los asesinos antes que a los ciudadanos de bien. Pero, era eso, muchos le seguían riendo sus trampas, sus manejos y ocultaciones. Eso ha sido, quizás, desde el punto de apoyo, lo peor. Con esa política tenía que haber estado sólo y se habría dado cuenta antes. Si todavía hay algún ingenuo que dice que le apoyan todos los partidos, les pregunto una vez más ¿qué partidos? Si el que no tiene terroristas en sus filas está plagado de nacionalistas interesados en los mismos objetivos y al que no, le mueve el odio hacia el PP y el otro es antisistema, y así sucesivamente. ¿Esos eran los compañeros de viaje?. Así se ha llegado a esta estación.
Mañana ETA estará dispuesta a matar de nuevo, ¡hay que echarle huevos olvidar que ya han matado, pero nuestro presidente piensa que son accidentes!, cuando el único accidente es tenerle a él en la Moncloa. Pero lo harán con armas “que nunca robaron en Francia”, con dinero de “una extorsión que nunca hicieron”, con un partido legalizado en los ayuntamientos y con dinero de todos pero que “no es así”, con los cachorros entrenados en la lucha callejera que “no ha existido en estos años”. Lo harán como les salga de los cojones que para eso han tenido un Zapatero que les ha amado y concedido privilegios, mucho más allá que al resto de ciudadanos y no digamos que a las víctimas de ese terror.
Con la cara que le caracteriza seguirá hablando de paz, pero ciego ante la realidad que le ha desbordado y superado. Sólo los niños creen en los Reyes Magos y aquí han habido muchos que se lo siguen creyendo. Veremos si con tanta concesión no se abren nuevos frentes en el 11M, que fue el punto de partida para iniciar esta macabra, peligrosa y fracasada jugada. Por mi que no quede mi posición escrita. Otros la llevarán sobre sus espaldas y conciencias y quién sabe... sin espíritu para rectificar. Empezando por el máximo responsable y equivocado: ZP.
En la foto: Así le ha debido de quedar la cara a él tras el anuncio de ETA. Casi la misma que se nos pone a los demás con sus decisiones.