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F.O.03 - DE LA VERGÜENZA AL RIDÍCULO |
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Se escenificó -como casi siempre- la vergüenza de este espectáculo que se lleva hoy, pero hubo una novedad: se escenificó, también, el ridículo. Faltaban muy pocos pasos para llegar a ello -tal es la desvergüenza de los protagonistas de este espectáculo- pero no se iban a quedar con las ganas de darlos, ¡menudos son!. Sabemos, que cada día se lidian toros o simulacros de ellos, tullidos e inválidos, lo sabemos. Sabemos, también, que no hay remedio, pues ni los que se ponen delante ni los que están detrás de su crianza, tienen interés alguno en cambiarlo. Quieren la fiesta actual, fofa y de pandereta. (Esta sí es la de la pandereta, y no la que nos adjudicaban tiempo ha) Tienen la afición que quieren, es decir, ninguna. Solo espectadores de paso, sin formación y sí mucha desinformación. No hay nada en España que funcione peor. Es en lo único donde no se reparte enseñanza y, lo que es peor, nadie se preocupa de reclamarla. Cuando a los niños ya no se les enseña a jugar al guá, como saben, nadie juega al guá. Si acaso, unos cuantos románticos en algún lugar. Exacto, como en los toros: un puñado de afición, mayormente en Madrid. Que les gusta lidiar tullidos e inválidos, es de todos conocido. Que les molesta que se devuelva un inválido -con la clase que tenía, hubiera servido, suelen decir-, lo sabemos también. Pero que les entre la inspiración o el duende, o las dos cosas a la vez, y una vez devuelto el inválido se les pongan a dar lances, eso no se había visto jamás. Hasta hoy. El protagonista, no fue otro que uno que se lo tiene muy creído, al que se lo hacen creer un poco más y que va por la vida de artista inmaculado. ¡Menudo artista!. El tal Morante, que así se llama va por esos ruedos sobrao de artistez, o eso dicen los que le amparan y vocean, pero es mas cierto que cualquier día va a pillar una lumbalgia y una tortícolis de mucho cuidado, por darle a su cuerpo tanta grasia y tanta fotografía. Torear, de siempre, se hace desde la naturalidad, no desde el descoyuntamiento. No obstante, son formas que agradan a algunos y sobre ello no hay nada escrito, pero sepan que las posturitas llegan más a pinturería que a autenticidad. Pues este torero tan pinturero, no contento con el contoneo en el quite, y tras la devolución a los corrales del inválido, retiradas ya las cuadrillas y los picadores, se fue ufano hacía el escombro, ruina y semicadáver de toro devuelto, y cual espontáneo, se puso a dar lances. Duro poco, pues el toro se derrumbó con estrépito, pero ahí quedó la torería, la dignidad y la falta de respeto de este torero sin par. Por todo ello, nos dimos cuenta que había llegado el Mesías. El mesías que nos tienen prometido algunos; eso sí, con mucha desfachatez y mucho morro. Sabido es, que en el fútbol esto se habría pagado con tarjeta amarilla y quizás con la roja por ser tan ostensible, pero cierto es que en nuestra fiesta, de siempre, fueron detenidos los espontáneos. Ni una cosa ni otra, ya que nuestra fiesta navega por el descontrol, la desvergüenza y la falta de respeto y dignidad que siempre la caracterizó. El toro se desplomó, por eso lo habían devuelto, pero son tantas las ganas de estos toreritos de torear inválidos, que hoy se les vio el plumero. Hubiera querido una ovación a su quite y seguramente con la cantidad de ignorantes que pueblan los tendidos, se la habrían dado. Esta es la fiesta actual. Como para no volver. Del resto, mejor ni hablar. El Sr Lamarca, que aplica toda su experiencia solamente para administrar los momentos en los que debe rechazar los toros para no aumentar el coste a la empresa, un mal presidente y un hurtador de los derechos de los que pagan por una fiesta íntegra. Seguro que el cobra por su función y defiende, por ello, a los de su colectivo: los que del espectáculo ganan dinero, no de los que pagan por verlo. Debió devolverlos todos y amonestar públicamente al espontáneo. ¡Menuda autoridad, que manda devolver un toro y le replican toreándolo!. Al paso que vamos, todo se hará al antojo de estas figuras que tenemos. Hasta el corte de orejas. Al tiempo. Javier Conde y su paisano Salvador Vega que venía a confirmar la alternativa, podían haberse quedado en su casa antes que ponerse a torear inválidos y sospechosos de serrucho. Hubiera sido un gesto mayor y mejor que hacer la pantomima delante de los escombros bovinos. Pero es superior a sus fuerzas: con lo interesante que es ponerse delante de los toros tullidos, cornicortos o bebidos. Habremos de reconocer que fue la cuadrilla de Conde, Paco Peña, Andrés Becerra y Oscar Reyes, los únicos que cosecharon la ovación del público. A veces, muchas más de las que desearíamos, los de plata son más dignos que los del oropel. El segundo de lidia ordinaria saltó al callejón, justo por el burladero de matadores, y armó un buen revuelo, del que desgraciadamente salió herido alguno de los presentes. Fue el momento más intenso y emocionante de la tarde. Lo sucedido en el callejón más interesante que en el ruedo y los de la plata mejor que sus maestros. ¡Menuda fiesta! Después del espontáneo Morante, cuál será la siguiente ridiculez?. La habrá, seguro, pues los coletas de hoy y los taurinos con tal de figurar ya han convertido esto en un circo, pero todavía lo pueden convertir en algo peor. |
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