El mundo de la cultura tendrá que recordar, necesariamente, la noche mágica del 31 de mayo del 2001 en que, en la 2 de TVE, un artista de la talla de Pedro Ruíz, entrevistaba a Antonio Gala. Era, ante todo, una noche de Gala, una noche de amor, una noche fantástica en la que, los amantes de las letras y de las grandes obras, pudimos disfrutar de la presencia y esencia de un hombre acaudaladamente rico en su alma.
Me confieso, ante todo, admirador de Pedro Ruíz. Es importante conocer la trayectoria de las gentes y, este Ruíz genial y enigmático, como todos sabemos, comenzó su andadura como periodista deportivo y, la gran verdad es que tenía mucho eco cuanto él realizaba. Pero sus metas eran otras; sus aspiraciones no morían en la redacción de cualquier teletipo deportivo; sus ilusiones y quimeras le brotaban desde lo más hondo de su alma por lograr todo aquello que se había propuesto. Se inició en el arte con sus parodias a distintos personajes y, su éxito alcanzó cotas insospechadas; abarrotaba teatros, y despertaba pasiones con su espectáculo. Pedro Ruíz era, - lo es- un hombre de talento, como miles de veces se demostrara. Premiado, ensalzado, amado y, en ocasiones, hasta odiado, daba la verdadera medida de su grandeza.
Ruíz, el que ha escrito varios libros de éxito, le apasionaba la televisión en todas las facetas; pero nunca en las televisiones basura en donde sale cualquier estúpido que, su profesión, suele ser la de charlatán o, si se trata de una mujer, de alguna que otra puta de alcoba barata. Pedro Ruíz aspiraba a algo más y, TVE entendió su mensaje, bendijo su idea y, contra viento y marea, labora todos los jueves por la noche con su mágico programa. Lucha este hombre contra la incultura de nuestro país y, a golpes de corazón, sigue contagiando, con el boca a boca de quienes ven el programa, los adeptos necesarios para que, LA NOCHE ABIERTA siga viendo la luz. Su tarea, noble de por más, merece todos los elogios del mundo puesto que, en nuestro país, priva mucho más los programas absurdos, algunos horribles, los más realmente asquerosos y, Pedro Ruíz, se hace un hueco luchando contra la incultura y fomentando la cultura. Son ya, innumerables los personajes que han visitado su plató y que, ante todo, se han confesado junto a él. Casi todos, por no decir la totalidad de los entrevistados, han dejado una huella imborrable que, en otras manos, el fracaso hubiera sido de época. Cierto es que, Ruíz, nunca trajo a su programa a ningún imbécil, por tanto, su camino estaba muy bien trazado.
Y llegó esta noche mágica de que hablo en que, Antonio Gala, nos alumbró con su verbo sencillo, pero tan arrebatador como su propia vida. Se dieron cita, en tan memorable diálogo, las manifestaciones más bellas en aras del amor. Amores, desamores, amoríos, desencantos y pasiones, en el cálido verbo de Gala que, sin duda alguna, supo cautivarnos.
Me fascinó Gala puesto que, al contrario de todas las gentes, cuando pudo haber hablado de sus obras, declinó toda oferta comercial en torno a sus libros y, el maestro, habló de la divino y de lo humano; de las quimeras y pasiones que se envuelve el amor; de la soledad y sus consecuencias; de la bondad y la ternura, enfatizando, en mayor medida, en las acepciones del TE QUIERO y del TE AMO. Al decir TE QUIERO ofrecemos nuestros sentimientos; cuando decimos TE AMO, habla el corazón y, éste, no sabe de leyes, sino de sentimientos.
Ejemplos, vivencias, secuencias y situaciones reales o inventadas, qué importa, todas ellas, brotadas del alma de un español genial que, del amor y del cariño, ha forjado un sendero hermoso que, como en esta ocasión, quiso explicárselo al mundo. Sus sonetos de amor, acariciaban los corazones de esas gentes enamoradas que, al escuchar a Gala, sentían el aguijón hiriente en sus entrañas por la llamada del amor.
Gracias a Pedro Ruíz, pudimos admirar al Gala contemplativo con el mundo, al hombre que ilusiona con su voz, al que apasiona con su literatura y, por encima de todo, nos extasiamos con el Gala sincero, con el Gala trovador del amor y de las circunstancias más enigmáticas que jamás pudo soñar. A su lado nos voló el tiempo; se pararon los relojes y, cuando nos quisimos dar cuenta, habían transcurrido dos horas de conversación en que, Ruíz, apenas tuvo que esforzarse en modo alguno puesto que, dialogar con Gala, es sinónimo de éxito sin guión que lo conduzca.
Es un lujo, para todos los españoles de buena voluntad, sabernos y sentirnos compatriotas de un español genial que, como dijera Facundo Cabral, jamás morirá. Decía Cabral que, se mueren los abogados, los economistas, los banqueros....pero jamás se morirán los cantores y los escritores. Nada es más cierto. ¿ Ha muerto Whitman? Enterraron su cuerpo, es cierto, pero él vive junto a nosotros, generación tras generación. Con Gala, a Dios gracias, deseándole que perdure muchos años junto a nosotros, ya tiene ganada la inmortalidad.
Esa flor perfumada que nos regalaste cual mujer amada, vivirá para siempre en el recuerdo hermoso de todo corazón que, desbordante de pasión, arrebataste nuestra razón.
Que Dios te bendiga, maestro Antonio Gala.