Era ya el filo de la media noche cuando, al prender la radio, me encuentro con la agradable sorpresa de que, alguien, en Madrid, está entrevistando a Mingote. Si la radio, ella sola, de por sí, tiene la suficiente magia para arrebatar a los radioescuchas, como es mi caso, si de pronto encuentras que, el tertuliano en cuestión, es Mingote, la dicha suele ser especial.
Escuchar a Antonio Mingote es siempre una bocanada de aire fresco. Él, académico, dibujante, humorista, escritor y, ante todo, uno de los hombres geniales que nos legara el siglo xx. Se cumplían los 80 años de vida de este hombre y, a Dios gracias, conserva la lucidez de su juventud, aderezada con la sabiduría añeja de sus años vividos. Confieso que, una vez más, quedé fascinado al escucharle. Mingote es una lección de humildad y de sabiduría en cada instante de su vida. Antonio tuvo la suerte de parar los relojes puesto que, el tiempo, para él, no ha pasado. La Providencia, al cuidar al académico, nos hace un favor tremendo a todos los mortales que supimos admirarle.
Habló Mingote, en este programa al que aludo, de lo divino y de lo humano. Rememoró, como no podía ser de otro modo, sus añorados tiempos en aquella revista genial que se titulara LA CODORNIZ, la que fundara otro genio del humor al que conocimos como Álvaro de la Iglesia. Fueron muchos años los que, Mingote vertió su ciencia en dicha publicación que, desgraciadamente, desapareció, al igual que su fundador.
Hoy no existen revistas de humor como en aquellos años cuarenta que añoraba Mingote, es cierto. Pero sí, todas las publicaciones, especialmente los diarios, todos se rocían de humor, siendo, Mingote, el gran artífice de estas viñetas. Decía Mingote que, la vida, toda ella, hay que tomarla con humor, nada es más cierto. Todas las situaciones, sin distinción, si les buscamos su parte humorística, podríamos encontrar en ellas un motivo para la sonrisa.
Ostenta Mingote, en LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA, la letra r minúscula. La r de RAZON, de REAL, de REMBRANT, por tanto, de razonar todas sus acciones en la vida. Ha sido, la distinción que le hicieran a Mingote al entrar a formar parte de los elegidos en la REAL ACADEMIA, el acto más justo de cuantos he conocido.
Mingote sigue despertando pasiones entre los jóvenes de este país, acción lógica por otra parte cuando, Antonio, se hizo tremendamente popular en un programa de radio en que, rivalizando con TIP, lograron que, las mañanas de este país, gracias a ellos, fueran las mañanas más luminosas que hemos conocido. En dicho programa, la sencillez de Mingote, unida a su sentido del humor, hizo que calara en el alma de todos los españoles de buena fe.
Es un lujo ser español y, mucho más, cuando compruebas que tienes, como compatriota, a un señor tan sumamente especial que se llama Antonio Mingote. Que Dios le bendiga y que, su lucidez, su sentido del humor, su bondad, su generosidad para con los suyos sean una constante durante muchos años más.