La característica actuación de la ETA a lo largo de sus días, no es otra que el chantaje en sus distintas versiones. Con el asesinato en primera línea, y el conjunto de amenazas detrás. Toda su actuación se basa en chantajear con la amenaza sobre la vida. Sus fines, sus objetivos, pretenden imponerlos por la vía del chantaje, con las armas haciendo guardia para que el resultado sea el que desean.
Frente a esa forma de actuar está el Estado, la democracia, el gobierno y el pueblo que, hasta hoy, no ha cedido nunca. El sufrimiento que esa no cesión ha conllevado nos ha llevado a tener que soportar casi mil muertos, cesión de capital privado para financiar sus crímenes, amedrantamiento de la sociedad civil, daños materiales incalculables (me gustaría saber a cuánto ascienden esos daños en estos cuarenta años y cuantos hospitales, escuelas y obras sociales se podrían haber hecho); en resumen mucho daño, mucho dolor.
Ahora el chantaje llega también desde dentro. Una vez conseguido utilizar el estado de derecho que da con los asesinos en la cárcel (que no es venganza) estos miserables también quieren seguir chantajeando a nuestra sociedad desde dentro. Hemos vivido momentos muy duros, cuando mas con el asesinato de Miguel Ángel Blanco. En aquel secuestro se quiso chantajear al estado, su gobierno y el pueblo español; todos como una piña, dijimos que no, no al chantaje. En aquella ocasión estaba en riesgo la vida de un inocente y nadie nos torció la mano ni la voluntad de ajustarnos a la ley y al sentido común.
¿Qué razón existe ahora para ceder al chantaje ante el riesgo de que muera un asesino?. ¿Si no se cedió para que muriera un inocente, qué hay detrás para que nuestro gobierno, nuestros fiscales, quieran ceder ahora a este chantaje del asesino?. El sentido del derecho y del deber dicen no, también dice no el sentido común, pero hace tiempo que nada que venga de quienes nos gobiernan parece tenerlo y si lo utilizas para entender lo que hacen, es peor.
Si muere voluntariamente por sus ganas de no comer (comida que le pagamos todos los españoles, todos los ultrajados por él) es su voluntad y como dicen los progres es un derecho a morir dignamente, ¡viva la eutanasia! suelen decir. Eso es lo que hay que aplicar: respetar su voluntad: no quiere comer, que no coma. Lo que no es posible es que su voluntad condicione el estado de derecho y el derecho de los demás a exigir justicia para con quien asesinó, y se regodeó de ello, a tantas personas. Quizás fuera ese su arrepentimiento, unirse al mundo de los muertos y pedirles perdón a ellos directamente en el limbo. Dejémosle que haga esa su última voluntad.
Si en la mañana en la que esto escribo, de forma totalmente extemporánea, (no puede ser que la justicia se reúna para deliberar sobre un chantaje) se están reuniendo unos jueces para tomar una decisión a este chantaje, me queda la pregunta de cuántos de ETA se reunieron aquellos días de julio para valorar si dejaban vivir a Miguel Ángel Blanco. Es más, si alguno de los que me leen piensa distinto a mi, posicionándose en el lado del chantaje del tal de Juana, ha de saber que se posicionará en contra mía también, pues me siento asesinado por tal individuo, al estar más cerca de la necesidad y la exigencia de que el que hubiera vivido fuera Miguel Ángel Blanco. De aceptar un chantaje, ese hubiera sido más digno.
Basta ya de caretas. ¿Qué razones hay para que quienes nos “dirigen” se posicionen, de un tiempo acá, de forma contumaz a favor de las tesis terroristas?. Yo sigo en el mismo lado, a favor de la vida de Miguel Ángel y de tantos otros y no me dan ganas de reír sus muertes ni el lloro de sus familiares. Allá cada cual con su conciencia. Viva la libertad de este de Juana para morir de hambre. Yo también soy progre y aplaudo su derecho personal, libremente elegido.