El pasado domingo no hubo corrida porque ese día se realizaron elecciones municipales y regionales. No tengo, en consecuencia, corrida que comentar pero quiero aprovechar el bache en la Feria del Señor de los Milagros para referirme a algunos aspectos tocados por el empresario de Acho, Justo Benítez, en una entrevista que le hicieron el día de ayer en una radio local. En ella, el empresario hizo un descarnado análisis de sus aciertos y errores en el montaje de la feria 2006.
En cierto momento los entrevistadores, obsecuentes seguidores del empresario anterior, le señalaron que ha sido un error el haber quitado la baranda que dividía los tendidos en altos y bajos e impedía que algunos espectadores buscasen ubicación en localidades que no correspondían al precio de sus entradas.
Benítez respondió que tal cosa sucede cuando la plaza está medio vacía y que la baranda no es solución al problema. Que la forma de impedir que un aficionado se ubique en una localidad que no es la suya es llenar la plaza en la cual cada espectador no tiene otra opción que ocupar el asiento que le corresponde. Explicó que ese es su propósito para los próximos años: trabajar a plaza llena como lo viene haciendo en otras plazas bajo su administración. Que si tal cosa no ha sido posible, en esta primera temporada en Lima, se ha debido al poco tiempo que tuvo para organizarla.
¡Buena respuesta para una necia propuesta! El asunto de la baranda puede parecer un tema trivial, sin mayor importancia, pero no lo es porque, de acuerdo a cómo se trata, nos permite apreciar el criterio del nuevo empresario tan distante y diferente del aquel otro que mal administró la plaza durante los últimos seis años. Mientras que Puga, preocupado en impedir que el poco público asistente buscase mejor ubicación en filas inferiores, mandó construir una baranda que mantuvo celosamente vigilada por un numeroso personal de más de treinta personas; el nuevo inquilino de Acho, se preocupa más de asuntos verdaderamente importantes como es el llenar la plaza cada tarde con lo cual se solucionan muchos de los efectos secundarios como el que el que ocupó, en exceso, al empresario anterior. Frente a un mismo problema dos enfoques para resolverlo, diametralmente opuestos.
Esto me recuerda una tira cómica de ese genio llamado Quino quien, en boca de dos de sus más famosos personajes, ilustra con fino humor y amarga ironía dos formas diferentes de ver la vida y resolver problemas: Frente a un harapiento y menesteroso niño que pide limosna en una esquina Mafalda, indignada, exclama ante su amiga Susanita “¡Es inaceptable que en nuestro país tengamos que ver tanta miseria!” A lo cual la amiguita comenta: “¡Es horrible, deberían esconderla!”. No es así. No es como piensa Susanita. No se trata de esconder la basura bajo la alfombra sino de mantener la casa limpia.
El nuevo empresario lo entiende de esta manera y desde la primera conferencia de prensa que brindó, mostró claramente su propósito de montar un buen espectáculo para reconquistar el interés del aficionado y llenar la plaza, dentro de la cual el público se sienta a gusto. Cuando tomó conocimiento que la baranda que dividía al público en los de arriba y los de abajo, era realmente ofensiva, antipática y discriminatoria, la eliminó. Ello, aunque el empresario anterior y su séquito de incondicionales seguidores se empeñen en negarlo, ha sido factor importante para que un grupo de aficionados que se había alejado de la plaza regrese a ella.
Justo Benítez manifestó que está trabajando ya la organización de la feria del próximo año visitando ganaderías nacionales y extranjeras y comprometiendo la participación de las principales figuras del momento. Su intención es abrir el abono en el mes de marzo para dar facilidades de su pago en cuotas. Habló de los errores cometidos en lo que va de feria tratando de analizar las causas para que no se repitan. Con mucha capacidad de autocrítica mencionó lo malo que había sido el encierro colombiano de Achury Viejo y el fracaso de la corrida de rejones con ese ganado que calificó como “novillos impresentables” y el pobre desempeño de los rejoneadores de los cuales –dijo- solo destacó Diego Ventura. Manifestó que había apreciado el poco interés del público por este tipo de espectáculo que no volvería a presentar sino era con las máximas y afamadas figuras del rejoneo como Pablo Hermoso de Mendoza y Andy Cartagena, que siempre suscitan mucho interés. Confesó que la falta de iluminación de la plaza en la corrida del 22 de octubre en la que Luis Miguel Encabo toreó al que cerró plaza casi a oscuras, fue una sorpresa para él pues había supuesto que el sistema de iluminación estaba operativo. Que la propaganda no había funcionado bien, a consecuencia de lo cual la información que llegó al público fue, en unos casos, extemporánea y, en otros, insuficiente, por lo que, entre otras cosas, la gente no se enteró de la oferta de entradas a precio rebajados para estudiantes y personas de la tercera edad, que no ha sido aprovechada.
Finalizó diciendo que la taquilla para la corrida del domingo -última de la feria- se “está moviendo” muy bien y espera llevar 10,000 espectadores que, para el aforo de 13,000 personas que tiene, hará que el coso se vea bellamente colmado.
El cartel no puede ser más atractivo: Vicente Barrera, Julián López El Juli y Sebastián Castella son tres matadores, ganadores del Escapulario de Oro del Señor de los Milagros -El Juli por partida doble- que gozan de la preferencia del público limeño y son atracción de taquilla. El ganado anunciado es de Roberto Puga quien –no obstante su pésimo desempeño como empresario- es un buen ganadero y, si como se anuncia, los toros son tan buenos y mejores que los tres presentados el pasado cinco de noviembre, el éxito de la tarde está asegurado.