Hace unos días, como todos sabemos, actuó en IBI, Pablo Milanés, ese cantor cubano que, durante muchos años, ha encandilado a los públicos del mundo. Ciertamente, como artista, es digno de admirar y, a su vez, como ciudadano, es digno de lástima. Milanés vino auspiciado por lo que, cabalmente, el pueblo de IBI supo denominar como la SEMANA SOLIDARIA y, en dichas fechas, lógicamente, se celebraron distintos actos relativos a la solidaridad.
Previo al contrato que el Ayuntamiento había suscrito con el cubano, a Milanés, se le había hablado de que, dos horas antes del concierto, haría acto de presencia y mantendría un diálogo con todos los entes representativos de la solidaridad de que se hablaba puesto que, inmersos en la Semana Solidaria, todos creíamos que nadie como Milanés para vender ilusiones al respecto. Craso error el de todos cuantos así creíamos; Milanés vino a IBI para llevarse un buen dinero y, las cuestiones solidarias, le trajeron sin cuidado. Llegó tarde, se perdieron – y estaban en Alicante- y, al venir a IBI, Milanés, confesó que estaba indispuesto; se sentó un segundo en la mesa y, al parecer, como todos los divos, tenía que concentrarse antes de cantar. O sea que, dejó en ridículo a todo el Ayuntamiento, cantó y se llevó un dineral, -veinticuatro mil eruos- que, si viviera en Cuba, compraba media Habana. Como vemos, todos los que promulgan el comunismo al estilo Milanés, suelen vivir en la más absoluta opulencia y, los tontos de turno, hasta se lo creen. Sinceramente, yo también quiero ser comunista y, de este modo, mientras se reparta lo de los demás, me apunto a la lista.
Paradójicamente, conocemos a muchos artistas y, les admiramos como tales; el problema es que, dentro de cada artista hay un hombre de carne y hueso y, en muchos casos, tras conocerle como persona, se nos desmoronan todas nuestras ilusiones. Ciertamente, en IBI, Pablo Milanes, dio la verdadera medida de lo que un hombre, un artista, jamás debería de hacer. El artista, en calidad de tal, se debe a su público y, firmar autógrafos, entre otros menesteres, entra dentro del organigrama de sus actuaciones. En el caso de Pablo Milanés, compartir una hora con los entes solidarios del municipio, así como con los responsables del Ayuntamiento que le habían contratado, todo ello, antes de su actuación, como explico, era el compromiso que el cubano le debía al pueblo de IBI y, sin embargo, se rajó; manifestó una indisposición, se retiró a su camerino y, allí se quedó todo el mundo con la boca abierta y, por supuesto, hablando pestes del ídolo. No era para menos. Milanés es de los que, llegado el caso, como antes explicaba, promulga la doctrina comunista con la boca pequeña; eso sí, viviendo en la opulencia de los Estados Unidos de América. Por cierto, hablando de Cuba y de los comunistas, ¿saben ustedes lo que es un cuarteto? Un cuarteto es lo que queda de una orquesta sinfónica cubana, después de una gira por Europa.