Terminó la Temporada Grande. Como cualquier serial siempre hay polémica acerca del resultado del mismo; triunfos contundentes o inventados, la ausencia del toro con trapío, los toreros “jóvenes”, las figuras, las alternativas, las confirmaciones, etcétera. Pero vayamos por partes.
Los toreros mexicanos primero. José Luis Angelino sorprendió en el festejo de aniversario. Después de tres actuaciones irregulares en las que dejaba caer sus faenas y algunas carentes de estructura, vino la grande en el momento importante, el 5 de febrero. La serenidad, la colocación, el temple y suavidad fue la clave para el triunfo.
A los llamados toreros jóvenes, con alrededor de 5 o 6 años de alternativa como Ignacio Garibay, Leopoldo Casasola, Antonio Bricio, Alberto Huerta les siguen dando toros y todavía no pasa nada importante. No hay algún argumento sólido que indique que pueden ser figuras. Algunos cortaron orejas, la mayoría benévolas que no trascienden. Quizá Garibay el mejor librado con una primera tarde de verdadera honestidad. Al Cuate Espinosa aún no terminan de salirle las cosas a pesar de su entrega
Los que no son jóvenes como a Humberto Flores y El Conde no interesaron. Manolo Mejía mostró sus conocimientos técnicos pero el público no lo quiere ver. Zotoluco “la figura mexicana” quedó a deber. Tuvo una temporada entre altibajos; en ocasiones encimista y vulgar, en otras tosco y algunos momentos de calidad. Manolo Arruza dejó esbozos aunque también dejó claro que ya no aporta nada nuevo y Jorge Gutiérrez con una actuación de maestría imponiéndose a un toro complicado y otra en la que ya no pudo.
Lo impresionante, el inmenso petardo de un señor que se hace llamar Pasión Gitana. Cómo es posible que lo anuncien. Además de que tuvo en sus manos el que quizá fue el mejor toro de la temporada. Que vergüenza.
Los extranjeros. La maestría de César Rincón que vino a dar una verdadera lección. Una figura que merecía un mejor trato como para ponerlo en el cartel de aniversario. Enrique Ponce cortó por fin un rabo que no convenció a muchos. Esa tarde estuvo en maestro, pero careció de argumento como para merecer los máximos trofeos, además de que lidió un ganado impresentable.
Al Juli no le salieron las cosas. Rechazó una tarde por una lesión y en la del día 5 de febrero fue pitado en uno, aplaudido por su gran pundonor en otro y en su cajón de regalo tuvo un buen toro con el que no pudo. Finito de Córdoba un fiasco, sólo vino a cobrar. El Fandi también dejó ir un toro en su segunda tarde, algo imperdonable para alguien que torea más de 100 festejos al año.
El público entendió la tauromaquia de Morante de la Puebla, le respetó y reconoció su esfuerzo ante astados a contraestilo. Sebastián Castella vino a conquistar el corazón de la afición y puede lograrlo. Gustó su concepto basado en el valor y la quietud aunque queda a merced de los toros por no corregir distancias. Desafortunadamente sus labores deslucieron debido a los impresentables toros que lidió.
En cuanto al rejoneo, Rodrigo Santos anduvo entre altibajos con faenas irregulares. También quedó a deber. Octavio Sánchez tuvo un retroceso en lo que es el rejoneo en la actualidad. Se trata de torear a caballo, no de que la cuadrilla acomode al toro para clavar rejones y banderillas para después galopar por todo el ruedo. De Julia Calviere no conocemos su tauromaquia debido a su percance.
Pablo Hermoso Mendoza… inmenso. Si hablamos del triunfador de la Temporada es el rejoneador navarro quien cortó un rabo con una faena completa. Los caballos Chenel y Chicuelo tuvieron una tarde extraordinaria. El temple y la extraordinaria colocación de los rejones y banderillas fueron sobresalientes para completar una puesta en escena superior.
Dos alternativas, dos fracasos anunciados. Tanto a Fermín Rivera como a José Mauricio los echaron al fuego. Ambos tuvieron actuaciones de novilleros con carencias técnicas, sin recursos. Fueron literalmente aplastados por sus alternantes. Prueba de que las alternativas precipitadas no funcionan.
Las confirmaciones. Lo mismo que en las alternativas; para venir a la México hay que llegar con sitio, muy puestos. Cúchares mostró un toreo de mal gusto, Xavier Ocampo lidió el verdadero toro mexicano que se dejó meter mano y no pudo con él. Rafael Rivera también pudo haber triunfado pero llegó sin sitio al igual que Atanasio Velásquez, este último con una pésima administración que lo mandó a confirmar en el último festejo, sin público y con un ganado indefinido.
El ganado. Pocos fueron los toros con trapío. El encierro de Carranco fue el único que en su totalidad tuvo la presencia digna para un coso de primera categoría. El toro de regalo de Fernando de la Mora, lidiado por Ocampo, es el auténtico toro mexicano, con edad y trapío. Prueba de que en México sí existe el TORO. La bravura estuvo ausente.
Como nota final, termina la administración de Rafael Herrerías. No conocemos aún al próximo empresario. Se manejan ya algunos nombres, sea quien sea esperamos que le dé la seriedad al coso mayor y levante lo que algún día fue la MONUMENTAL PLAZA MÉXICO…