Se habló mucho, creció la expectación, todos estábamos esperando el paseíllo del domingo 11 de diciembre en el coso mayor para que, según lo habían declarado integrantes de la mesa directiva de la Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos, Rejoneadores y Similares, se rompiera el Convenio Hispano-Mexicano.
Dónde quedó la famosa frase pregonada: “Unión de los toreros mexicanos por defender sus derechos y dignidad” pero señores, dónde quedó la dignidad. La Asociación no aguantó la presión y se retractó. Paco González, representante de la Asociación de Matadores, declaró a opinión y toros lo siguiente:
“…por respeto a la afición, por respeto a los toreros que han llevado a cabo el convenio, y a las figuras como son Jorge Gutiérrez, Rafael Ortega, Zotoluco, Enrique Ponce, César Rincón, El Juli y Morante de la Puebla, que lo han cumplido a rajatabla, se tomó la decisión de no romper relaciones, para que no pagaran justos por pecadores”.
Se habla de que no se rompe el convenio por respeto a las figuras pero, ¿las figuras respetan al público lidiando el toro sin trapío? Los que de verdad torean el toro con trapío son los jóvenes con pocas oportunidades y muchos salen airosos del compromiso y ni siquiera se les toma en cuenta y ganan una miseria. No se toma en cuenta la verdad y el valor de su profesión. Por el contrario las figuras torean lo cómodo y cobran una millonada.
De las sanciones a Juan Serrano Finito de Córdoba y David Fandila El Fandi por cinco años, ¿usted creé amigo aficionado, que este castigo les quita el sueño cuando Finito torea alrededor de 50 corridas al año y El Fandi más de 100?
En cuanto a los mexicanos, Rodrigo Santos eligió la vía legal para defender sus derechos. De Humberto Flores, conocemos las razones de su actuación y su carrera definitivamente se complica. Christian Ortega se echó la soga al cuello en busca de dos capotazos.
¡Vaya imagen en la que quedó la Asociación! Me parece que era más fácil anunciar una sanción a quien violara el convenio y no hacer tanto escándalo con amenazas de la ruptura total, esto se veía venir, no era muy difícil suponer que podrían retractarse.
Nuevamente insistimos, el público es quien paga el boleto, es quien decide si asiste o no a la plaza, si ve a toreros mexicanos o extranjeros. El público mantiene la fiesta viva y crea y destruye figuras. A ellos hay que tomarles en cuenta y en ellos se verá reflejada esta decisión, si es aceptada o no.
Usted amigo lector, como aficionado a la fiesta, tiene la mejor opinión.