Muy a pesar de que el arrendatario del coso mayor del mundo -por enésima ocación- con base en absurdas declaraciones… en donde las majaderías, las bravuconerías retadoras inmersas en una mar de vulgaridad… se hicieron presentes en contra de toreros, ganaderos y prensa honesta; en una especie de cruzada para acabar con la fiesta taurina en México… en la gran geografía taurina nacional, existen muchas poblaciones que cuidan de su espectáculo y mantienen viva la pasión por la fiesta mexicana.Un ejemplo claro es el estado de Jalisco en donde sus ferias son un importante espejo, y también el de Zempoala, Hidalgo, una hermosa población que nos recibe con un exconvento del siglo XVI, y donde la mayoría de sus construcciones… de sus casas, aún conservan esa solera colonial… una auténtica experiencia para el gozo del espíritu.
Ahí en ese paraíso de la historia de la cultura mexicana, debutó como empresario y ganadero el joven Boloncho González bajo la guía de su señor padre don José Antonio González Chilolín, demostrando que a los 17 años, cuando las cosas se hacen con seriedad, cariño y se trabaja en toda la organización del festejo, entendiendo del gusto del público, y de los toreros que participan, se conquista el éxito, y así se puede ver la plaza llena y los toreros entregándose en el redondel.
Ahí vimos la intensidad con la que viven la fiesta todos los lugareños… niños, jóvenes, adolescentes… personas de la tercera edad, todos unidos cuidan y viven con grandeza su fiesta. Esto es un aire renovador para los que suponían que el legendario espectáculo taurino estaba acabándose, y sin embargo, en poblaciones como Zempoala, Hidalgo sigue vivo el fuego de la pasión.
Y es que la fiesta taurina mexicana, a la falta de una guía que sepa conducir con grandeza, respeto, dignidad y disciplina la fiesta en todo el México taurino, se ha refugiado en la ferias de la República, y ahí es donde mantiene su vigencia.
Pero también hace falta la unión de los toreros… que ahora su convocatoria por hacerse respetar como profesionales, como agrupación, devolviéndose ellos mismos la dignidad perdida ante el embate de un empresario que no entiende ni de civilidad ni de respeto, los vaya hacer nuevamente doblegar.
Que vuelvan la cara todos los diestros mexicanos a estos intensos y maravillosos oasis taurinos, que mantienen viva la fiesta, y que recuerden... NO DEBEN DEFRAUDAR a toda esa gente que cree en ellos.
Que no les fallen y sí les cumplan, y siempre recuerden que se deben a esa gente que les ha dado y les dará un lugar importante.
Todas esas pillerías que mermaron sustancialmente a la fiesta taurina mexicana, como la sustitución del auténtico toro íntegro por el animalito panzón y despuntado, quede en un penoso accidente de la historia del toreo en México, que no debe repetirse.
El toreo es grandeza y las miserias taurinas es el momento de acabar con ellas.
Ojalá y no surjan traidores que por "tortillas duras" le den la espalda a su agrupación, pero si los hay quedaran marcados por el desprecio popular.
Es el tiempo del cambio, y todo debe hacerse con base en el derecho y la razón.
*En la gráfica la maravillosa afición de Zempoala en el estado de Hidalgo, que defiende su espectáculo manteniendo así vivo el fuego de la pasión por la fiesta.