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S.I.03 - NO TE PERDISTE NADA |
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No te perdiste nada José Luis. Y cuando digo nada, es nada. Hiciste bien, que una boda es una boda y son muchas las cosas a preparar. Además, Teresa también tiene derecho a tenerte cerca aunque sea durante la feria. Cuentas, como siempre, con la información leída y tú sabes lo que hay que leer para que no te engañen. Yo, desde luego, no te voy a engañar. Nada fue lo que vimos. Mira que había expectación por ver nuevamente el juego de los toros santacolomeños de Hernández Plá, pues nada de particular pudimos ver con ellos. Eso sí, estampa, pitones, belleza, trapío y esa sensación de toro-toro, fino de líneas, musculado y sin kilos de más, a excepción del primero muy chico, sí vimos. Ahí se quedó cuanto de sí dieron los toros tan esperados. Lo demás, bronquedad, blandura, mansedumbre y no muchas facilidades para los diestros. Pero esa es otra. De los diestros, tampoco te perdiste mucho y no es que pudieran hacer faenas de las del borreguito afeitao que tanto se estilan y premian, sino que, y ahí está lo malo, quisieron imponérselas a los astados y éstos les dijeron que nones. Como sabes, los toreros de hoy, a salvo alguna rara excepción, no conocen ni quieren más que el comportamiento del toro que fabrica el monoencaste y con él hacen todas sus monerías, pero en cuanto está en la plaza otro bovino de encaste diferente que nos les deja hacer la faena de los cien derechazos, se acabó la técnica y la inspiración. Curiosamente, la técnica dicen de enseñarla en las escuelas, -dos toreros procedían de ellas- pero no es posible creerlo, salvo que la susodicha técnica se refiera solamente a la necesaria para la faena mencionada con el toro altamente colaborador. Esa es otra, la del toro colaborador, como si hubieran olvidado, o conseguido extinguir, el toro enemigo, que es el principio y fundamento de este llamado arte de torear. Para que veas cuanto sucedió, baste decir que todo se circunscribió a las esperas a portagayola que propiciaron los diestros. En sus primeros toros allí se fueron a recibirlos y en el caso de Gómez Escorial, en el sexto también. Sin embargo, no puedo contarte que larga cambiada o farol o cualesquiera pase dieron, pues en las cuatro ocasiones, indefectiblemente tuvieron que tirarse cuerpo a tierra. Fue precisamente en el sexto cuando, a continuación, Gómez Escorial le enjaretó lances por todos lados, a mayor velocidad que Fernando Alonso hizo su exhibición por la mañana en la Castellana, pero que sí constituyeron una ración de ilusión para los sufridos espectadores, que a esas alturas estaban deseando buscar la salida. Salvo lo que te acabo de contar, los diestros dieron poco de lo que hablar, si exceptuamos que Oscar Higares no acertó en ningún momento con las distancias ni los terrenos. Vamos, que estuvo hecho un lío toda la tarde, además de triste y sin ánimo, del visible, del que se ve. Más ánimo tuvo Canales Rivera, pero le dio el ánimo por los costillares de sus toros y eso, precisamente, no es modo de transformar el ánimo en toreo. Escorial pudo y debió sacar más partido a su primero, pero compuso una faena animosa pero llena de altibajos, con muchos nervios y afectación. Es joven, quiere ser torero, pero hay que decirle que la naturalidad es la esencia del toreo y en ella debe de revertir sus buenas intenciones. Para otra vez, debe aplicarlo. Poco más te puedo contar José Luis. De la suerte de matar, no he querido contarte nada, pues no fue muy edificante. Así que espero que mantengas tus ilusiones para los días que faltan, que te van a hacer falta. Y paciencia, mucha paciencia. Un abrazo. |
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