Que bueno ir a la plaza y salir feliz, salir satisfecho por ver toros y novillos con casta y ver toreros , en la medida de sus posibilidades, con ganas de triunfar. Una muy buena temporada de verano cuajó la empresa de la plaza de toros de Bogotá. ¿En donde radicó el éxito?. En el ganado que escogieron, que cumplió a cabalidad y nos hizo disfrutar a todos los asistentes a la plaza.
La novillada con picadores
Una interesante novillada de Fuentelapeña vivimos el sábado, con tres novillos buenos y los otros con algunas dificultades, pero siempre interesantes.
Lo más destacado de ese día fue la templanza de la lidia a caballo del rejoneador Jorge Piraquive, que cautivó a la afición capitalina. En su primer toro superó los nervios lógicos de torear en la Santamaría y cuajó una actuación muy positiva en la que, repito, el temple fue la principal virtud, llevó muy bien al novillo con su caballo y clavó siempre con solvencia y maestría, por pinchar perdió la oreja pero dio una merecida vuelta al ruedo. En su segundo se las vio con un toro muy parado y aculado en tablas que no permitió el lucimiento, se decía que un rejón de castigo lo afectó desde el principio, Jorge intentó con quiebros pero el novillo no estaba para eso, lo mató decorosamente. A su eficaz monta y solvencia en las suertes podría adicionar una puesta en escena más impactante para hacerse con el público más rápidamente.
José Luis Robayo tuvo dos versiones, en el primer novillo frío y desangelado, ni siquiera en las banderillas destacó, y tampoco nada reseñable en la muleta aunque el de Fuentelapeña no colaboró mucho porque se paró desde el principio de la faena. Mató de dos pinchazos y estocada. Palmitas. En el cuarto se espabiló y salió más dispuesto, la primera mitad de faena resultó interesante y se estiró elegantemente con la muleta, destacando un natural largo y con profundidad, por pinchar también perdió un trofeo que le hubiera servido mucho para lo que viene.Dio la vuelta al ruedo.
Héctor José tuvo una de esas tardes contradictorias, porque por resultados estuvo a punto de abrir la puerta grande, pero su actuación no fue la mejor. En el primer toro estuvo más entonado pero nunca se rebozó con el novillo, lo llevó a media altura en series estimables pero a las que les faltaba algo para reventar del todo a la plaza, también decir que en el momento del embroque corregía la posición y el muletazo perdía en verdad, mató de mala manera con un bajonazo y se le premió con una oreja inmerecida por el sitio en donde cayó la espada. En el segundo ya no estuvo tan bien, sin cruzarse, toreando muy al hilo del pitón, en una faena deshilvanada pero que sin embargo fue coreada por el público, mató de tres cuartos de espada y el respetable, muy con el novillero, pidió la oreja, pero bien hizo la presidencia en no concederla porque no había habido faena merecedora de premio y porque esto hubiese confundido a Héctor José con un triunfo de mentiras. Saludó desde el tercio. Héctor José es el novillero con más cartel del momento en Colombia y es el que puede llegar con fuerza al escalafón superior a ocupar puestos en las ferias más importantes del país, tiene carisma, le llega fácil a la gente y tiene el torero interiorizado, pero si el sábado en la Santamaría hubiera salido a hombros posiblemente no le hubieran hecho caer en la cuenta de como fue su actuación en realidad.
Saludaron en banderillas Hernando Franco y Juan Rodríguez Procuna.
La corrida de toros
Que interesante corrida enviaron los herederos de Manuel Orbes, los toros que sirvieron tuvieron motor, poder y casta, algunos con picante. El quinto fue muy bravo Esas características escenciales en un toro y que hacen vibrar al aficionado. Los que no sirvieron tuvieron complicaciones pero siempre hubo interés en lo que sucedía en el ruedo.
Alejandro Gaviria tuvo una actuación importante en su primer toro, muy decidido desde que saludó de capote al tren que le tocó en primer turno, porque eso era ese toro de salida, un toro con la potencia de un tren. Las verónicas de Gaviria marcaron lo que sería su actuación, jugando bien los brazos, apretando el mentón, a pesar del desarme que sufrió por la fuerza con que se venía el de Orbes. También se gustó en las chicuelinas posteriores. En la muleta vimos lo mejor de la tarde, Alejandro le plantó cara y en los muletazos por bajo y en la primera serie con la derecha se mostró a la altura del toro, cuatro derechazos muy buenos, largos, profundos, con vibración, tanto así que el de Orbes cambió desde ese momento y ya no tuvo el poder del principio, por lo que la faena bajó en intensidad pero no en calidad. El bogotano continuó muy clásico y profundo con la mano derecha y también al natural, en una faena con argumentos, la oreja era segura y Gaviria se tiró a matar, jugándose el tipo, pero la estocada no fue efectiva, tuvo la vergüenza torera de volver a entrar a matar pero ya no hubo suerte, tres pinchazos más y sonaron dos avisos, hasta que al segundo intento de descabello cayó el toro. El triunfo se disipó pero ahí quedó lo de Alejandro, para pensar en que se le deben dar más toros.
En el segundo de su lote no fue posible el lucimiento con la capa y el toro, que tenía lo suyo, repetía las embestidas, pero en la primera lo hacía de repente, Alejandro planteó su faena en el centro del ruedo pero esta vez no hubo temple, lo que deslució la faena. Entró a matar y la estocada cayó delantera y luego de un descabello y de que sonara un aviso, dio una vuelta al ruedo tras petición, como premio a lo realizado toda la tarde.
Ricardo Gómez venía a confirmar la alternativa, pero llegó muy frío a la Santamaría, en su primero, que no era un toro fácil, pues cortaba de fea manera por ambos pitones, Ricardo quizo hacerle las cosas con elegancia pero resultó muy parsimoniosa su actuación y eso dio paso a la frialdad. De todas maneras estuvo digno, pero con la espada vino el viacrusis y luego de una estocada delantera y varios intentos de descabello sonaron los tres avisos y el toro se fue vivo al corral. En el quinto, Gómez salió más decidido y se encontró con un toro bravo y encastado que apretó dos veces al caballo con mucha fuerza y al que había que poderle, el de Ubaté estuvo otra vez digno y en algunas ocasiones sacó algún muletazo de calidad por el pitón izquierdo pero el toro era para formar un lío. Entró a matar con ganas resultando prendido en el pecho de manera impresionante, lo alcanzaron a llevar a la enfermería saliendo ahí mismo para matar al toro, el público se sensibilizó y pidió la oreja pero no cabía tal premio. Dio una vuelta al ruedo con algunas divisiones.
Cristóbal Pardo pechó con lo peor de la corrida, sus dos toros , o mejor dicho tres, porque el sexto se devolvió a los corrales, resultaron imposibles de torear porque cortaban el viaje, rebañaban, se quedaban cortos, eran muy inciertos, nada pudo hacer Cristóbal con ellos, pero de todas maneras se le vio muy puesto, con oficio y con ese sitio que da el torear continuamente.
La rejoneadora Laura Maria completaba el cartel, tuvo una actuación voluntariosa pero debe rodarse mucho más.
Hubo una gran vara de Rafael Torres.