En el día de ayer tuve la suerte de ser el primer lector en torno a un trabajo espléndido que nos ha regalado el maestro Antonio Sánchez Puerto. Le ofrecimos nuestra tribuna para que disertara en torno a nuestro tema central en que, con diversa periodicidad, invitamos a distintos personajes de la fiesta para que, ellos, con su sabiduría, engalanen nuestra Web, todo ello, para uso y disfrute de usted, amable lector que nos visita desde cualquier confín del mundo. Como explico, en el día de hoy publicaremos lo que Sánchez Puerto le ha dado por llamar, EL SUEÑO DE UN TORERO en que, el artista manchego, dándole paso a los sentimientos de su alma, nos recrea en lo que para él son los sueños más insospechados. Su calidad humana, como podrán comprobar, le impide hablar de sus triunfos; pero yo si lo haré puesto que, el maestro, con el afán de corresponder a lo que resultó ser mi invitación para que escribiera, tras su triunfo torero del pasado día 17 de julio, no ha dudado un instante en enviarme la película de su actuación para que, como aficionado, disfrute como nunca ante una faena bellísima. Se trataba de un festival en Pozuelo de Calatrava, un pueblo de Ciudad Real; les aseguro que, tras ver estas imágenes, no importa ni el pueblo, ni que la faena se llevara a cabo ante un novillo en dicho festival; era la obra perfecta de un torero que, como he podido comprobar, la gente se olvidó del toro y, imbuidos en la creatividad de su arte, gozaron los presentes y, como yo, los ausentes tras haber visto una faena tan rotunda de creatividad, ensueño y encanto.
Ante esta acción del maestro Sánchez Puerto, me siento tan contento como Jacobo Jarudosky cuando comparte amistad y cariño con el irrepetible Silverio Pérez. En definitiva, escritores y toreros, todos, de alguna manera, queremos ir a parar al mundo de la creatividad, si acaso, para uso y disfrute de los demás. Apenas torea Sánchez Puerto; tampoco le dejan, pero es que, Dios mío, de dejarle suelto, con una docena de faenas como la expresada el día 17 en el pueblo aludido, arrinconaba a casi la totalidad del escalafón. Pero así está el toreo ahora mismo; en su momento, pudimos ver y gozar el milagro de Antoñete; torero postergado que, con más de cincuenta años, le dejaron un momento y, con su arte, inundó de torería los ruedos del mundo, especialmente, el más grande; grande en el sentido más bello de la palabra, el de Madrid. Quiera Dios que, por uno de esos “errores” que cometen los taurinos, contrataran a Sánchez Puerto para la plaza de Madrid y, si un toro le colaborara, con toda seguridad, todos los que ahora le han olvidado y muchos afirman que está retirado, con toda seguridad, claudicarían y cantarían su hazaña torera y creativa.
Como digo, de vez en cuando, posiblemente, cuando Dios le da a entender, Sánchez Puerto, se encuentra con un toro colaborador y, como en la ocasión expresada, pone el toreo al revés ó, en su defecto, como en verdad debería ser; un modelo de creatividad y magia torera. Explicaba yo que, el maestro, ha soñado junto a nosotros pluma en ristre; en esta portada está la prueba. Pero nosotros, los que le conocemos y admiramos, a lo largo de su vida, hemos soñado muchísimas veces con su toreo excelso y bellísimo.
Ahora, desde hace casi dos décadas, con fortuna para el mundo docente dentro de la torería, Sánchez Puerto imparte lecciones entre sus alumnos. No podía perderse un talento como el suyo y, en El Espinar, provincia de Segovia, supieron rescatarle de las garras del olvido en las que, como se sabe, los empresarios le tenían sumido. El maestro, en dicho pueblo, enseña y comparte vivencias, ilusiones, ciencia, creatividad y arte con todos los que tienen la fortuna de ser sus alumnos. Varios matadores de toros han brotado de las manos y sentidos de Sánchez Puerto; un gran número de novilleros pasean su arte por los ruedos, todo ello, gracias a una labor admirable del maestro que, sabiéndose útil para su profesión, entre enseñanzas y clases prácticas, sigue sintiendo en torero, sin lugar a dudas, su sueño más bello.