Treinta años más tarde, Alfonso Navalón, ha conseguido que, los aficionados, volviéramos a soñar de nuevo. El motivo no es otro que, la aparición en el mercado de su emblemático libro, VIAJE A LOS TOROS DEL SOL. Dicho libro nació a la sombra de Informaciones, el diario en el que trabajara Navalón y del que, naturalmente, salió catapultado hacia la fama. En definitiva, esta obra singular y emotiva, durante tantos años libro de texto de la universidad de París, no era otra cosa que, una serie de artículos bellísimos, todos ellos relacionados con el campo y el toro que, aquel inolvidable diario publicaba de forma semanal. Por aquellos tiempos, el director del diario, tuvo la feliz idea de, aglutinarlos y publicar el libro que, pasados los años, irremediablemente, ha tenido que volver a la luz pública; no por la vanidad de su protagonista, pero si por la reclama del aficionado que, algunos, en su momento, de los pocos ejemplares que podían encontrar empolvados por las lejanas librerías, pagaron verdaderas fortunas, comparado con el precio real de un libro.
La bohemia con la que andaba sumido Alfonso Navalón en los últimos años, era el handicap para que, dicha obra, se reeditara de nuevo. Al final, Alianza Editorial, ha sabido hacer el milagro de convencer al autor para que, ante todo, dibujara cuatro líneas de presentación de esta “nueva” obra y, muchas generaciones que llegaron después, hayan tenido la oportunidad de saborear el libro de toros más delicioso que jamás nadie ha escrito. Al respecto, me considero un afortunado puesto que, con poco más de veinte años, Navalón, tuvo el honor para con mi persona de regalarme dicho libro y, ahora, treinta años más tarde, lo he comprado de nuevo para deleite de mi mente y, ante todo, de mi alma.
En estos seis lustros transcurridos han pasado muchas cosas y, las podemos comprobar al leer este libro. En VIAJE A LOS TOROS DEL SOL nos encontramos con el toro en el campo; con el toro y con el criador, dígase ganadero que, muchos, como Lisardo Sánchez, ostentaban el honorífico título de ganadero de reses bravas, por tanto, el DON en los carteles taurinos, habiendo venido de los más bajos ancestros de la sociedad. Pero aquellos ganaderos de antes tenían vitola de señores; y ejercían como tales. Es realmente delicioso el diálogo que Navalón mantiene con tantos ganaderos que, enamorados de su profesión, se sinceraban con el periodista; pero, a su vez, Alfonso Navalón, con su pluma, nos pasea y recrea por todo el campo charro y el andaluz, todo ello, con la sabiduría que siempre le caracterizó, el amor que siempre tuvo por el toro y por el campo. En sus mejores tiempos, de Navalón, decían que era el que más sabía de toros; y era muy cierto. Pero ese saber no le cayó del cielo; se lo trabajó con esa pasión y esa dedicación que, pasados los años, en este libro, volvemos a deleitarnos.
El paso del tiempo ha transcurrido de forma inexorable. Treinta años que, en realidad, apenas es nada, comparado con la vida de las personas es toda una eternidad. Y se evidencia el discurrir de los años y, lamentablemente, sus amargas consecuencias; lo digo en el sentido de que, tantos ganaderos, en dicho libro exaltados, ahora ya no están entre nosotros. Innumerables ganaderías reseñadas y exaltadas en esta obra, ahora, con nostalgia, comprobamos su ausencia. Es el paso devastador de los años que, en su vestigio, tantas obras y personas se ha llevado por delante. Bien es cierto que, las criaturas mortales, en definitiva, somos pura historia y, Navalón, con su libro, supo escribirla como nadie.
VIAJE A LOS TOROS DEL SOL es, sin lugar a dudas, un modelo de nostalgias. Un recuerdo apasionado de unos hombres y sus vivencias que, en su momento, encandilaron al personal; y lo siguen haciendo puesto que, aquella forma de narrar por parte de Alfonso Navalón, como tantas vivencias en dicho libro descritas, es obvio que cautiven al lector; aficionados a los toros y, ante todo, a los enamorados de las letras puesto que, con las mismas, gracias a la pluma de Navalón, hemos sabido de vivencias y situaciones de unos hombres que, en aquellos años, plagados de romanticismos, del fruto de su trabajo y de su sudor, eran capaces de invertirlo en la crianza del animal más bello del mundo: EL TORO.
Todo aquel que se sienta aficionado a los toros; que quiera conocer la belleza del toro en el campo, las vicisitudes de tantos ganaderos, las anécdotas más sabrosas y las delicias que Navalón tuvo la suerte de compartir con mayorales, ganaderos, hombres del campo; todos ellos, unidos bajo el denominador común del amor hacia el toro; como explico, todos tenemos derecho a sentir la misma felicidad que Alfonso Navalón sintiera hace treinta años y que, pasado este tiempo, en una segunda parte admirable, Navalón nos recrea y nos otorga una felicidad indescifrable puesto que, conocer es la única forma de amar y, leyendo VIAJE A LOS TOROS DEL SOL, además de conocer la leyenda del toro y de sus criadores, sin lugar a dudas, comenzaremos por amar al animal más noble del mundo.