En torno a este sugerente título ha escrito su primer libro, nuestro compañero Lázaro Echegaray; libro que, desde la primera hoja hasta su punto y final, está impregnado por la historia, por la cultura y, lo que es mejor, buscando las raíces de este espectáculo singular que, varios siglos después de que Pedro Romero se iniciara como matador de toros, sigue despertando pasiones.
De todos es sabido que, Echegaray, nuestro compañero, es un erudito en materia; un estudioso del mundo del toro, por tanto, un hombre capaz de conocer la historia como nadie porque, lo suyo, en todo su quehacer, es el análisis profundo, la convicción más interesante y, sin lugar a dudas, la pasión desbordante que le rodea en todo su quehacer. SOCIOTAUROMAQUIA es un libro profundo; no se parece en nada a la gacetilla editada por tal o cual feria; lo suyo, como se entenderá, es un proyecto muy serio; sin lugar a dudas, un libro que nos adentra en las raíces del espectáculo más genuino de España.
Confieso admirar a personas como Lázaro Echegaray, un modelo a seguir en tantas facetas de la vida pero que él, en su libro, con toda seguridad, además de aportar su ciencia, la que tiene, estudió y ama, ha invertido muchas horas en la elaboración de este documento de tanta relevancia como la vida misma. Echegaray ha escrito un libro para que, los demás, humildemente, podamos aprender. Eso de hurgar en la herida de la propia historia, no deja de ser un tema interesantísimo; y Echegaray lo ha hecho bajo su prisma personal, sus convicciones tan particulares que, el libro, le ha salido perfecto.
Me ha fascinado la armonía con la que Echegaray se pasea por varios siglos de la fiesta de los toros, justamente, hasta llegar a la problemática actual en que, como tantos, se cuestiona asuntos como la remodelación de las plazas de toros, el estado actual del toro, los dineros de los toreros y, una serie de situaciones que, entre todas, hacen que el libro sea distinto a lo que hasta ahora nos estábamos acostumbrando. Me temo que, toda la temática que nos suele preocupar en el mundo del toro, sin distinción, ha sido tratada y analizada por nuestro compañero que, en este singular libro, con toda seguridad, se cubrirá de gloria.
Pienso sin temor a equivocarme que, un muchacho joven como Lázaro Echegaray, obviamente, tenía derecho a escribir algo tan bello; estas cuestiones tan íntimas, a lo largo de la vida, en lo que a los toros se refiere, al parecer, solo eran aceptadas cuando las escribía don fulano o don mengano; digamos que, hombre avezados en dicho menester de la literatura que, eran consentidos por la afición, tanto a los toros como a las letras. Entre tantos eruditos, por envida, seguro estoy que, no faltará quien acuse a Echegaray de osado; pero si eso ocurre, será una mentira muy grande, una declaración de envidia que, con toda seguridad, no favorecerá para nada a quien de ese modo piense. Se puede ser joven y genial y, Echegaray, así lo ha demostrado.
Tras tantos años como aficionado, ahora, SOCIOTAUROMQUIA, me ha servido de lección. Siempre es tiempo para aprender y, gracias a Lázaro Echegaray, quien suscribe, con su libro, ha soñado, ha rememorado tiempos pasados; en definitiva, gracias a mis años, he podido dar una vuelta alrededor de mi vida y, junto a la misma, contemplar de nuevo en mis pensamientos, aquella fiesta hermosa por la que viví y por la que, gracias a su magia, pude enamorarme. Un trabajo muy serio que, con toda seguridad, calará en el sentir de aquellos que, como explico, quieran ver, en SOCIOTAUROMAQUIA esa lección que todos teníamos pendiente y que, gracias a este vasco, amante de las letras y aficionado cabal, ha sabido regalarnos.