El sábado reciente... 25 de junio, las autoridades municipales de Texcoco, hicieron realidad un bonito homenaje al maestro Silverio Pérez... como prólogo a los festejos por sus primeros 90 años en su andar terrestre; pero sentimos que le han quedado debiendo, porque faltó más grandeza, sinceridad y respeto.Sí en el jardín municipal fue todo emotivo, ahí escuchamos sentidas palabras del alcalde, de Silverio hijo, y se volvió a colocar esa imponente escultura que hiciera el maestro Humberto Peraza, en donde deja para la eternidad... al monarca del trincherazo.
No obstante, donde se percibió el desaliento, fue en el festival que se hizo en el coso texcocano. Ahí el señor ganadero Martínez Vértiz, envió cuatro pequeñajos impresentables... sobre todo dos: el primero más pequeño que un eral y con su cornamenta fracturada; mientras que el segundo, con una joroba que envidiaría cualquier camello.
Y hasta donde suponemos, el inmenso Silverio Pérez, no se merecía esa especie de desprecio.
Porque un torero tan grande que iluminó con su luz, con su vida a nuestra tauromaquia a través de sus hazañas en el redondel, no se merece que todo quede en un mal intento.
Si alguno de los diestros actuantes, ya su mermada capacidad física, no le permitía enfrentar con gallardía al novillo –a pesar de que todavía posee esa mágica clase... polvos de aquellos lodos- y tuvo que estar frente a un diminuto pequeñajo con la cornamenta fracturada, creemos que era mejor que estuviera disfrutando junto al gran Silverio del festival... en su barrera de sol.
Este triste panorama me hizo sentir que a Silverio se le debe un gran homenaje para resarcir los errores... no sé si involuntarios o no. Y tiene que ser con toda la grandeza y el respeto que tiene ganado a ley tan importante personaje.
¡Sí!, un homenaje en el que participen los aficionados no sólo de México sino de España, Francia y Sudamérica, y de todos los demás países que quieran integrarse.
Un hombre que ha dejado una huella imborrable como el inmenso artista que fue, que ha sido y será para el toreo universal... tiene derecho al reconocimiento de todos los que amamos la fiesta de los toros.
Mientras, permítame, lector amigo, enviar al gran Silverio Pérez... mis mejores deseos y todo el respeto, a su grandeza como torero y como hombre, que ha sabido enfrentar con honestidad y humildad... los embates de la vida.