El que más y el que menos, piensa que este día se celebra a primeros de Noviembre, justo al día siguiente del día de todos los Santos. Craso error, esa fiesta hace tiempo se trasladó al calendario taurino y se celebra cuantas veces sean necesarias, allá penas si la gente quiere tanta celebración. En esta temporada 2002, la Comunidad de Madrid, responsable de su organización, quiso celebrar el día, en otro muy señalado, el día marcado para la corrida de Beneficencia.
 Como había que celebrarlo por todo lo alto, que mejor ocasión que aquella en la que su Majestad el Rey acude a realzar un festejo tan señalado. Dicha fiesta de difuntos, fue televisada a toda España, para gozo de cuantos quieren a nuestra Fiesta Nacional en el cementerio. Con ser fiesta de postín, acudieron muchos cadáveres que pasearon por el ruedo sus maltrechas anatomías y que, además, se presentaban con sus cuerpos consumidos -esta es la única razón de que parecieran novillotes, no otra por supuesto-. Eso y no otra cosa fueron cada una de las reses, -mejor, residuos- que envió el dueño de la funeraria “Núñez del Cuvillo”, directamente relacionada, por vía vena, con sangre juampedra de la mejor para estos actos fúnebres.
La afición, que asistía al duelo en señal de pesar por lo mucho que eran y en lo poco que han quedado, sufrieron de lo lindo viendo como el resto del acompañamiento solo sabían penar; ni una queja en un momento tan duro para la fiesta de los toros. Y si bien es cierto que ese es el acompañamiento que prefieren los artífices del lento fallecimiento de nuestra más querida fiesta, no es menos cierto, que los mismos serán los que aburridos y pesarosos, dejarán de acudir a los entierros que se les preparan. Muy poco para reír y sí mucho para llorar. Los espadas, esos hombres que se visten de luces para tapar sus sombras, parecían puestos allí por el Ayuntamiento. Su capacidad para asistir al duelo, fue exactamente la misma que la de un espectador del cinco: mucha cara de pena; pero en su caso, pagados. Tres plañideras de postín para un funeral en toda regla de nuestra fiesta.
Con razón el fútbol arrastra más gentes y más afición. La emoción de un partido, es en todo muy superior a la de uno de los festejos programados para estos figuritas del toreo. Uno sabe que para un partido, jugarán once contra once, el balón será el mismo para los veintidós y las dimensiones de las porterías y del campo, además de homologadas, son las mismas para todos los contendientes. Por si faltara algo, existe sanciones, -en algunos casos ejemplares- para con aquellos que burlan el reglamento y no digamos si cometen la osadía de faltar el respeto al público. Igualito que en los toros, donde la autoridad descaradamente está de parte del poder y donde un montón de plumíferos a sueldo cantan unas excelencias que solo ven ellos; los demás solo ven la ruina en la que han convertido una fiesta, otrora grande y respetable.
Ahora, con ser una fiesta de difuntos, pues eso es lo que se pasea por los ruedos, toros cadáveres y toreros mataos. Ayer mismo en Madrid. A pesar de llenarse la plaza de mucho clavel, a la sombra de las figuritas, y de bastantes allegados de la provincia; ni a estos hicieron felices. Incluso, hubo gente que hubiera pagado su entrada sin tener la obligación de ir; para lo que tuvieron que ver. Si es lo único que quieren: cobrar, pues que editen unos videos y los pase Vía Digital. Al menos, no tendrán que pasar calores la afición y ellos estarán donde les corresponde: esa caja tipo ataúd donde se guardan las cintas.
Que emocionante el Mundial. Aunque seas figura de eso, si estás mal te mandan a casa y siguen los que tienen que seguir. En esta podrida fiesta, estás rematadamente mal como Caballero, Tomás y Morante ayer y ni te echan ni nada. Los de la Comunidad  y los empresarios para que vengas al año que viene, te pagan aún mejor. Y es que tenemos unos dirigentes y empresarios que Dios nos los conserve muchos años, no sea que “otros vendrán que bueno te harán”. ¡Joder! qué moral hay que tener para seguir asistiendo a tanto duelo. Con razón la gente prefiere el fútbol. Esa gente, cuando hacía el cursi en su última ruina Morante, decían: donde esté Morientes que se quite el Morante, los goles si que son emocionantes. Con esta Fiesta de Difuntos, solo nos queda decir: R.I.P.