Un verdadero desastre de corrida, quizá es un calificativo que se queda corto en cuanto a lo sucedido hoy en la Plaza México. Poco público, toros mansos y descastados, toreros sin argumento alguno como para pisar el ruedo de Insurgentes, etc. Eso sólo pasa con una empresa en decadencia que ahora hasta resultó analfabeta al escribir en la pizarra del nombre de la ganadería “Los Gonzales”. Ante unas mil personas, se lidió un pésimo encierro de Los González, manso y descastado de apariencia juvenil, sólo el 5° justo de presencia. Uno de La Venta del Refugio para rejones que fue bueno y uno de San Martín de regalo débil y soso. El rejoneador Sergio Vegas, pitos tras aviso; Carlos Rondero, silencio tras aviso y silencio; Luis Ricardo Medina Pasión Gitana, pitos y pitos; Alberto Huerta, saludos, silencio y silencio. Alberto Huerta estuvo dispuesto y con ganas de agradar. Se estrelló con un ganado manso que no ofrecí posibilidades de triunfo. El público lo sacó a saludar en su primero benévolamente. Con el segundo paso lo mismo sólo que aquí hubo silencio por parte del respetable y regaló uno más ante 400 personas que soportaron más de cuatro horas de festejo. Silencio. Carlos Rondero pasó desapercibido, con desconfianza e incapacidad para cubrir el segundo tercio. Pasado de kilos y sin nada que ofrecer, sólo escuchó silencio en ambos toros. Pasión Gitana es un desastre. También pasado de peso vino a confirmar a la México sin mérito alguno, sólo quitó un puesto a quien sí lo merece. No tiene idea de la técnica, sólo miedo y desconfianza. El toreo se debe tomar con seriedad y respeto, y no como un hobbie para gente adinerada. Pitos y pitos. Sergio Vegas tuvo pasajes interesantes como un galope de costado. Clavó muy desigual las banderillas. El rejón de muerte atravesó al astado. Mal con el descabello para escuchar pitos. La nota curiosa del festejo, fue cuando el toro Rielero, primero de la lidia ordinaria, saltó al callejón y se quedó atorado en el burladero de los picadores. Calló encima de Alfredo Acosta hijo que sufrió algunas contusiones en el brazo y la cabeza. Los monosabios tuvieron que tumbar parte del burladero para liberar al toro. Primero intentaron regresar al toro, inutilizado para la lidia, a los corrales mediante los cabestros. Esta medida no funcionó por lo que Carlos Rondero lo mató en el ruedo. En esta labor se perdieron alrededor de 40 minutos. Luis Ricardo Medina confirmó la alternativa con el toro Trompetista número 90 con 501 kilos. |