Los apéndices literalmente llovieron el día de ayer en la Plaza de Toros La Luz, lugar donde el local Ismael Rodríguez recibió la alternativa de manos de Eloy Cavazos y como testigo Alejandro Amaya.

Los tres cuartos de plaza que se registraron en un principio disminuyeron conforme las inclemencias del clima arreciaban, aún con lluvia y fuerte viento gran parte del tendido permaneció en su lugar ante una tarde histórica para la ciudad de León.

Arroyo Zarco mandó un bien presentado encierro destacando el cuarto y el quinto de la tarde, trapío, casta y bravura desembarcaron en ésta plaza la tarde de ayer.

Ismael Rodríguez tomó la alternativa con un toro de nombre “Fuereño”, marcado con el número 199 y con 485 kilos de peso, dispuesto a dar el todo por el todo se mostró el ‘novillero de León’.

Ismael recibió al toro de la ceremonia con una serie de verónicas que le fueron jaleadas fuertemente, rematadas en dos ocaciones, con una media y una revolera, el apadrinado recibe los avíos de parte de Eloy y el apoyo de la afición no pudo esperar, anteponiéndose al desenlace de la faena el griterío de “torero, torero” resonó, el novillero dedicó una plegaria al cielo, besó la montera, la colocó nostálgicamente en la arena y se dispuso a estrenar la muleta.

Decidido a brillar en su tierra, sin inmutarse toreó por alto, quedando desarmado por el cornúpeta en dos ocasiones, se notó precipitado y se metió en los terrenos del toro cosa que le costó una voltereta. La lluvia arreció e Ismael se dispuso a matar, el de Arrollo Zarco dobló de un estoconazo certero, condescendiente fue la actitud del juez Sergio Pérez y dos orejas le otorgó.

“Bohemio” fue su segundo, lo recibió con dos largas de rodillas, para después torearlo a la verónica, un toro con casta y bonito de lámina del que en el tercio de picadores se abusó, hubiera dado para más; toreo bien con la mano derecha, orquestando los mejores muletazos con la zarga en la zurda, estocada completa para cortar los dos apendices.

Eloy Cavazos con su primero se mostró sereno y ecuánime ante un toro bravo que descargó bien en el peto del caballo, bien con capote y muleta, pincha y coloca tres cuartos de espada, se retira entre aplausos. Su segundo de nombre “Misionero” sale de toriles y se estrella en tablas, resultando astillado del pitón izquierdo, verónicas artísticas y una revolera maestra endulzó la faena, ajustados derechazos, rematando con la regiomontana se dispone a matar colocando un estoque ligeramente caído, aún así es ovacionado por el público y el juez le concede las dos orejas con fuerte petición de rabo, cosa que de haberse dado hubiera sido de más.

Bien dicen que el alumno supera al maestro, y éste fue el caso de Alejandro Amaya, alto y delgado espada que aunque en su primero no tuvo suerte, su segundo bien le valieron los apéndices. Su primero de nombre “Zorro plateado” resultó un buen toro que se vino a menos, buenos muletazos destacaron y templado se vio con la muleta; una buena faena que se vio empañada al pinchar hasta en 5 ocasiones sin embargo al momento de matar pinchó en cinco ocasiones, mata por descabello, tras un aviso acaba con la vida del astado al tercer descabello perdiendo un apéndice que bien ganado tenía.

El mejor de la tarde fue sin duda su segundo de nombre “Bordadorcito”, un toro castaño al que estilizadas verónicas orquestó, con la franela recibió rodillas en la arena seguido de una tanda de bordados derechazos rematados con un forzado de pecho. Una serie de manoletinas cerca de tablas ayudaron al lucimiento del burel, con el acero matando de sendo estoconazo se le conceden las orejas, bien se le pudo otorgar el rabo pero se le negó.

Menuda faena del tijuanense quien gozó cada lance, cada natural y cada derechazo que a su enemigo engarzó en ésta tarde de alternativa donde los tres coletas salieron a hombros de ésta quinta y última corrida de feria.