En esta ocasión el triunfo se lo llevó el ganado de Arroyo Zarco que vino a la México con seriedad. Una corrida bien presentada, con tres toros extraordinarios bravos y encastados que pelearon en varas ocasionando tumbos y desde luego la emoción del público. En tarde fría, con lluvia y ante alrededor de 2 mil aficionados, se lidiaron seis toros de Arroyo Zarco bien presentados, 1°, 2° y 3° buenos, bravos y encastados. 4° y 6° manejables y el 5° reparado de la vista no se pudo lidiar. Uno de rejones de Espíritu Santo anovillado bueno, y uno de regalo de San Martín, malo y débil. El rejoneador Jorge Hernández III, silencio; José María Luévano, palmas y palmas; Matías Tejela, pitos tras aviso, silencio y silencio en el de regalo; Pedro Gutiérrez Lorenzo El Capea, división y silencio tras aviso. José María Luévano se enfrento a un toro bravo de esos que el público ansia ver cada tarde. Lo recibió con lances a la verónica extraordinarios. Ya con la muleta logró algunos buenos derechazos largos con la mano baja. Por pitón izquierdo no lo quiso ver. A Luévano le faltó mostrarle al toro que él era el que mandaba en el ruedo por lo que no redondeó una faena que pudo haber sido muy importante. En su segundo estuvo voluntarioso y con ganas de agradar pero tardó en encontrar la distancia adecuada. Pedro Gutiérrez Lorenzo El Capea tuvo buenos pasajes sobretodo por el lado derecho en su primero, aunque abusando del pico de la muleta tocando y dando los toque muy bruscos acorrientando su labor. Señaló un bajonazo escuchando división de opiniones. En el sexto de la lidia a pie no pasó nada. Nunca pudo conectar con el tendido. Silencio. Matías Tejela sucumbió ate su primero que tenía buen estilo. Matías toreó muy despegado y sin transmisión con una propuesta carente de plasticidad. Pasó fatigas con la espada escuchando fuertes pitos. Su segundo fue un toro reparado de la vista por lo que abrevió y obsequió un sobrero de San Martín manso y débil con el que tampoco hizo nada. En el primero de la tarde destacó el picador Víctor Ortega por dos extraordinarios puyazos. |