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Con tres cuartos de entrada en festejo mixto, se han lidiado dos toros de Los Espartales para rejones, primero malo y segundo codicioso; dos toros de Núñez del Cuvillo, justitos y dos novillos de Daniel Ruiz, malos. Hermoso de Mendoza, silencio y dos orejas Morante de la Puebla, ovación y pitos Cayetano, silencio y ovación.
Con una tarde preciosa tapada por la cubierta de la idem Logroñesa de La Ribera se han lidiado cuatro toros y dos novillos de los cuales ninguno ha sido para enmarcar. Abrió tarde Pablo Hermoso de Mendoza con Olvidado, de Los Espartales. Toro de 523 kilos que salió parado y que a pesar de los esfuerzos de los toreros-caballos Villa y Sarmata no se vino arriba. Le costó mucho acabar con la vida de Olvidado a Pablo Hermoso, hasta cinco rejones de muerte se llevó el animal. Con su segundo todo fue muy distinto. Demostró que es un experto en eso de los tiempos del rejoneo. Corrió los 532 kilos de Temblador por toda la plaza y lo cuidó al final en vista de la flojedad del codicioso animal. Con la plaza a sus pies dejó el rejón de muerte en buen sitio, desmontó, se besó la mano y se la puso en la frente a Temblador mientras este rodaba por el albero. Dió la vuelta al ruedo con una oreja en cada mano y se le abrió la puerta grande. Dentro descansaban ya Curro, Merlín, Silveti y Sarmata, los caballitos. A Morante de la Puebla le toco un lote justito de fuerzas y del que pudo sacar algo más, al menos con su segundo. De Núñez del Cuvillo eran los dos. El primero, Caralarga, 540 kilos, se pico poco y encima se paró. Morante lo intentó y hasta sacó pases de factura con la muleta pero todo quedó en eso. Mató a la tercera y el publico aplaudió. Morante gesticulaba: el siguiente. Pero no. El segundo, Rescoldito, de 534 kilos, se picó mal y el trabajo de la cuadrilla no acertando a sacar al toro del peto también fue malo. Tras un buen tercio de banderillas el torero se llevó el toro a los medios con ganas. Pero en una de las primeras tandas Morante se llevó un susto por un feo que le hizo Rescoldito. A por los trastos de matar. Y mejor escribirlo rápido: hasta nueve descabellos. En fin, nos hemos quedado si disfrutar de la armonía de ese toreo que tiene Morante de la Puebla. Cayetano Rivera Ordóñez llego con la dinastía a cuestas, con una trayectoria novilleril prometedora y con una ganadería que le gusta, Daniel Ruíz Yagüe. Ajustó a base de verónicas a Mariposo y alguna tuvo fondo. Pero después sacó al animal de 435 kilos del picador sin siquiera picarlo. Después pases y pases, la mayoría con el pico de la muleta. Mató a la segunda de una estocada fulminante y saludó. Con el segundo, Relimpio, un novillo abanto de 476 kilos, empeoró gracias al cabreo del picador que no acertó a colocar la primera puya en su sitio y se vengó. Con la muleta en la cara el animal entró en pocas tandas sin repercusión alguna. Y lo mejor, otra estocada de bandera. La tarde dejó luces y sombras. Dejó a Morante de la Puebla de blanco y negro con una muleta que da para soñar pero que no tiene continuidad. Dejó una espada certera de Cayetano Rivera Ordóñez y una necesidad imperiosa de lidiar con profundidad. Dejó a Pablo Hermoso de Mendoza saliendo por la Puerta Grande y con su preciosa cuadra rebosante de alegría y movimiento, claro que restándoselo al Toro, protagonista de la Fiesta. |
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