La corrida que cerró la sexagésima primera feria de Cali contó con la asistencia más pobre de todo el serial; apenas un cuarto del aforo seguramente por ser 31 de diciembre y estar los aficionados más pendientes de los preparativos del nuevo año que el interés que podía despertar el festejo en sí.
Se lidiaron ejemplares de Mondoñedo bien presentados, algunos mansos y otros con las complicaciones que desarrolla el encaste Contreras, destacando el corrido en cuarto lugar que fue bravo. Pesaron respectivamente 504 – 554 – 522 – 516 – 518 – 524 y 536 bis.
Sergio Flores: Silencio tras aviso y oreja
Juan de Castilla: Silencio tras aviso y oreja
Jesús Enrique Colombo: Oreja y silencio. ------------- Sergio Flores cortó una oreja de peso en la última de Cañaveralejo Buena tarjeta de presentación deja el mexicano Sergio Flores que en su primer toro tuvo un ejemplar remiso en la muleta por lo que le tocó lidiarlo de uno en uno. Tal vez el espada no entendió que el toro pedía que se le lidiara en tablas pues la raza no era la suficiente para torearle en los medios en donde insistió sin conseguir su objetivo. Lo más importante del torero azteca lo evidenció en el cuarto, toro que embistió muy bien por el pitón derecho más no por el izquierdo por donde se quedaba corto. Una cátedra de bien torear por las formas como fue conduciendo la embestida de la res dándole tiempos, espacios y sitio, todo con mucha sutileza, parsimonia y despaciosidad. Estocada y oreja al torero mientras asomaba el pañuelo azul para premiar con la vuelta al ruedo al toro.
Juan de Castilla demostró que su campaña como novillero en España no fue en vano y que conoce muy bien los diferentes encastes que ha tenido que lidiar. Por lo menos el de Contreras ya le dejó satisfacciones en el 2017 cuando en Bogotá indulto uno de este hierro. En su primero creíamos que iba a realizar una faena importante pero el toro engaño a todo el mundo y descaradamente se fue a refugiar en tablas, huyendo cual manso a las telas que se le mostraban. Dos estocadas y descabello. En el quinto, un toro muy exigente, De Castilla mostró su credencial y le pudo en series que los aficionados le corearon. El espadazo fue fulminante.
Jesús Enrique Colombo, deja dudas. En el primero de su lote pegó muchos muletazos en series de a tres pero sin ajustarse con un toro que tenía temperamento y con el cual hubiese podido estar mejor. El espadazo hizo que la concurrencia le pidiera el apéndice. Los dos sextos, uno se lesionó de su remo delantero izquierdo y fue cambiado por otro que tuvo peligro, con asperezas, brusquedad y sin clase en las embestidas. Cubrió el segundo tercio pero a veces se sobrepasa y se queda sin toro desluciendo en la colocación de los palos.
Foto: Cortesía de Diego Alaís
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