Achuryviejo, la ganadería fundada por Don Benjamín Rocha para que pastara en las tierras altas de Bogotá, vino a la novillada de Cali con 6 buenos mozos más que bien presentados. Tres en Jandilla y tres en Conde de la Corte.
Uno, el segundo, quizá el menos en presentación fue el que dio mejor juego, permitiendo que Juan Sebastián Hernández, le cortara sus dos orejas.
Los 5 restantes se dejaron con comportamientos muy de sus correspondientes encastes.
Diríamos sin temor que puede estar satisfecho el ganadero.
Abrió plaza el hijo de Gitanillo de América, un chico al que sin tener nosotros autoridad para indicarle su futuro, si nos atrevemos a decirle que no está en el toro.
De México vino Arturo Gilio, hijo de torero, con solo dos novilladas con caballo.
Puede ser torero este chico, le vimos muy firme, pisando terrenos comprometedores y con hechuras de torero. En su inmadurez muestra estar toreado. Gustó en Cali.
Mañana a tragarnos el embuchado de la caída del cartel de Ponce. Deja muy mal sabor y aún más por la respuesta de la empresa al sustituirlo con Castella, un torero muy visto en Cañaveralejo y que, de postre, repite en una temporada tan corta.
Esto no se hace con una afición que esperaba cambios importantes con la nueva empresa que regenta la plaza de Cali.
Colombia languidece taurinamente hablando. No hay afición y a la poca que queda la tratan mal.
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