Lento y templado natural de Manzanares

Nadie puede discutir sobre el gran profesionalismo de El Fandi en sus actuaciones, sobre todo, por la gran habilidad y calidad que tiene para cubrir el segundo tercio, ya que, la forma en que coloca los palitroques, representan un espectáculo formidable para los aficionados taurinos, a quienes les gusta esto. El Fandi en su primer toro, cumplió en buena forma con el capote, durante el primer tercio de la lidia. Levantó al público de sus asientos a la hora de colocar las banderillas y, estuvo bien con la muleta, con las dos manos pero, siempre tiene problemas en la suerte suprema, sin lograr pasaportar en el tiempo debido, pese a que ingresó la espada hasta la empuñadura. Una oreja como premio por parte de Usía recibió el matador.

Gran espadazo de El Fandi

En su segundo enemigo, en igual forma, cumplió en los tres tercios pero, una vez más, bajó su calidad de toreo luego del tercio de rehiletes que, todos sabemos cómo llega los aficionados, que disfrutan de verdad su actitud frente al astado, que parece que fuera fácil colocar las banderillas en la forma en que él lo hace. Pese a que el aficionado insistió en su pedido, la autoridad le concedió una oreja, como premio a su labor.

Hermoso pase de pecho de Manzanares

La presencia de José María Manzanares en el ruedo, despertó una gran ovación por parte de los asistentes. Su calidad y profesionalismo en el manejo del capote en el primer tercio, levantaron oles y ovación por parte del aficionado. Su manejo lento, con temple y mando de la muleta, levantó el calor del ambiente pues, se trata de un gran torero. Y, si eso se le añade la facilidad que tiene para ingresar a matar, el toreo se completa. El público se volvió loco y, ante su pedido, Usía premio la labor del matador con el corte de dos orejas.

Apretado derechazo de El Fandi

Para cerrar la tarde, hizo vivir con mucho entusiasmo a los aficionados taurinos que llenaron hasta la bandera al coso latacungueño. Manzanares volvió a cumplir en gran forma en la lidia de su segundo enemigo pero, pesa a haber realizado lances lentos y sobrios con el capote y, largos, templados y mandones derechazos y naturales, no pudo terminar con la muerte del astado en turno, con la celeridad que todos esperábamos. Al final, una oreja concedida por el presidente de plaza. Y, luego de ello, acompañado de su alternante, salió en hombros de la plaza, en medio de gritos, oles y vivas.

Cristina Sánchez y José Luis Cobo en el callejón