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Si en el cartel de “campanillas” del viernes, nos llevamos muy poco a la boca, en la de hoy si que hemos visto cosas interesantes. Se anunció una terna joven y con ganas, esto no te garantiza el éxito del festejo, pero ayuda a ello. Para mí los tres espadas, dentro cada uno de sus conceptos, han estado por encima de sus lotes. La corrida de la familia Fraile, la cual gustó mucho por la mañana en el apartado, salió después dura y con cierta aspereza. A mí personalmente los animales que más me gustaron, fueron los que venían con el hierro de la Ventana del Puerto (el segundo hierro de la casa), sobre todo el que hizo tercero.
En tarde como las de hoy, es cuando uno sale de la plaza y se cuestiona, si se deberían de exigir dos orejas de un toro, para salir a hombros por la puerta de la Calle Alcalá. Con esto no estoy quitando mérito al diestro extremeño, que ha estado por encima de su lote y sobre todo le dejó dos soberbios estoconazos, realizando la suerte del “volapié” como realmente mandan los cánones del toreo.
 Emilio de Justo miró al cielo donde se encontraría su padre feliz El diestro Emilio de Justo, quiso dar la cara hoy en el coso madrileño, a pesar del percance reciente que sufrió en tierras francesas. Se le veía un poco mermado físicamente, pero a pesar de ello es digno de reconocer su respeto anunciándose al principio y después dando la cara en el ruedo. Quizás no sea la puerta grande más rotunda que haya visto en mi corta vida de aficionado, pero espero que le sirva para poder firmar futuros contratos.
Otro torero que hoy me ha encantado en Madrid, fue el también extremeño Ginés Marín. Me recordó, al que vimos el año pasado en su confirmación de alternativa en esta misma plaza. Ha estado muy bien, con bastante disposición, sin nada dentro de su oponente bastante falto de casta y raza. Lástima que no le dejara una de las estocadas que le dejo su paisano, ya que lo pinchó y pudo perder la puerta grande. Lástima el percance sufrido y otra vez al igual que sucedió el otro día, no me gustó que salieran tanta gente sin capote al ruedo.
Y el valenciano Román, lástima que tuviera que lidiar con el peor lote. Pero a pesar de ello también dio la cara y no quiso desaprovechar su oportunidad.
Foto: Muriel Feiner
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