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Sexta novillada de la Temporada 2018,
parte del certamen Soñadores de Gloria, de la Plaza
de toros Arroyo. Ante casi un
lleno, con menos apreturas que la semana anterior, se lidiaron cuatro novillos
de De Guadiana, muy bien
presentados, y encastados. Destacó el tercero de la tarde, por su bravura,
acometividad, y buen estilo, premiado con el arrastre lento. Actuaron los
siguientes novilleros, en mano a mano: Roberto Román: saludo en el tercio y dos orejas. José Sainz: ovación en el tercio en su lote. Actuó como sobresaliente Hidalgo
García. Saludó en el tercio Fernando
Guerrero por su labor en banderillas con el segundo de la tarde, y César Morales recibió una fuerte ovación
tras hacer sangre al tercero. El trincherazo de Roberto Román. Imagen: Plaza de toros Arroyo La sexta novillada del Restaurante Arroyo trajo consigo el triunfo más
rotundo de la temporada, que ya se enfila a su epílogo. El ganado de De Guadiana, que lidia con el hierro y
la divisa de don Jesús Cabrera, es
una invitación a pasar por la taquilla de las plazas de toros debido a su
presentación, y a la bravura y calidad que han demostrado sus astados desde
hace varias temporadas. Por si eso fuera poco, se anunció un mano a mano que
presagiaba un gran agarrón: un gallo potosino, y un gallo hidrocálido mano a
mano, y cara a cara.
Roberto Román se llevó, ahora sí, el gato al agua en un
coso de la capital. Se había quedado en la tablita del triunfo grande, y llegó
en esta repetición. El abreplaza, Moreno –n.
6, 396 kg.–, bien presentado y cómodo de hechuras, áspero e incierto, tuvo algo
de calidad por el lado derecho, y una siniestra imposible. Roberto tuvo algunos
problemas para mantener la distancia. Sin embargo, por valor y entrega no para.
Tras un inicio por alto aguantando mucho, acortó las distancias y tiró de la
res por la senda derechista, consiguiendo los primeros momentos de toreo
sentido y sabroso, alternados con algunos achuchones. Mató de pinchazo y
estocada para saludar en el tercio. Con el segundo del lote, además del valor, la entrega, la disposición, y
las ganas, intervinieron la casta y la raza de torero, así como a vergüenza de
salir a por todas. El primer punto a destacar es la presencia de Sí se pudo –n. 107, 442 kg.– de generoso
tonelaje y seria estampa, seguramente más cercano a los cuatro que a los tres
años, al que tal vez no echaron como toro por su cornamenta paliabierta y ser algo cariavacado. De
salida el novillo arreó, partiendo por ahí un capote desde los vuelos hasta la
esclavina. Entró al caballo de César
Morales con celo y fuerza, empujando a la cabalgadura hasta la barrera, y
permitiendo al caballista cuajar un estupendo puyazo en todo lo alto aguantando,
que ayudó mucho al novillo para mejorar su condición. Calidad en el novillo y el toreo. Foto: Plaza de toros Arroyo Roberto Román puso los cimientos de su épica con un
malogrado quite por gaoneras muy ceñidas, resultando la tercera en una
aparatosa voltereta. Muy adolorido pero sin heridas se levantó el novillero,
que masculló su revancha durante el tercio de banderillas. Brindó a la
concurrencia enrabietado y comenzó por toreros doblones rematados en los
medios, antes de correr la mano por la derecha. De los pases enganchados y
reponiendo, surgieron pronto los derechazos templados y largos, rotos, de
sentimiento y de verdad, que provocaron olés con las mismas características.
Los remates en un palmo de terreno, tanto por alto como por bajo fueron un
dechado de aguante, que emocionaron a toda la plaza.
Empezó la música, y con ella vino un soberbio trincherazo, que podría
firmar cualquier grande esa suerte, o de la plástica taurina. El novillo vino
un poco a menos y fue evidente el aguante, pero ya no ese de las distancias
cortas y el tremendismo, si no el valor sereno del torero en el sitio, tirando
del burel en el último tiempo del muletazo para cuajar estupendos pases. Vimos
molinetes, molinetes invertidos, desdenes, dosantinas, forzados, todo bien
colocado dentro del toreo fundamental y su verdad. En contraparte, la faena fue
derechista, y hubo un par de desarmes. Pero los momentos de torería, como el
final de faena por ayudados por alto, nos dejan en claro que nos encontramos
frente a una muy destacada y sobresaliente pieza novilleril, que mucha falta
nos hacen. Tras pinchar, llegó con la mano al pelo en el segundo viaje con
tremendo revolcón, para cortar dos orejas entre gritos de “Torero, torero”. Sí se pudo fue honrado con el arrastre
lento, y el ganadero dio la vuelta al ruedo con el novillero. Verdad en el estoconazo, que le valió una voltereta. Foto: Plaza de toros Arroyo El lado aciago de la tarde lo pasó José
Sainz, muy prometedor novillero potosino. El segundo de la tarde fue el
precioso cárdeno Triunfador –n. 113,
404 kg.–, que se dejó meter mano, pero era un tanto débil y soso. Sainz por
momentos dejó ver su gran calidad y su buen concepto, sin embargo su faena fue
correcta y poco más, pulcra y limpia. Son destacables un par de tandas largas
por el lado izquierdo, así como los cambios de mano firmados con mucha
pinturería, muletazo que tiene muy hecho, y que le salen templadísimos. Es
evidente el crecimiento taurino de este joven, al que hemos visto desde su
presentación con caballos, sin embargo no ha ganado en transmisión al tendido,
sino que su suficiencia técnica le hace lucir frío, sobre todo con ganado como
este, noble pero sin mucha emotividad. Mató de una estocada corta eficaz y
saludó en el tercio.
Cuando llegó el turno del cierraplaza, el paquete para Sainz era grande y
pesado. Le costó mucho trabajo sobreponerse de que se le fueran por delante. Transformador –n. 118 , 406 kg.– tuvo un
mejor lado derecho, noble y con clase, un lado izquierdo soso y sin mucha
transmisión. El potosino se acomodó por ese lado, y pegó pases muy templados y
sabrosos, sobre todo al iniciar las tandas puesto que, situación extraña,
conforme se sucedían los muletazos, éstos perdían transmisión y calado en el
tendido. Por otra parte, el joven coleta lució un tanto desesperado buscando
los procedimientos adecuados para transmitir en desmedro de la estructura de la
faena. Sin embargo la calidad la tiene, así como la técnica y los recursos
necesarios para sobreponerse e irse adelante en otra ocasión. Mató de pinchazo
y estocada contraria para saludar en el tercio de nuevo. José Sainz, un torero con condiciones. Foto: Plaza de toros Arroyo Se antoja desde ya la vuelta de Roberto Román al coso tlalpense, que
seguramente tendrá lugar dentro de quince días en el marco de la última
novillada de la temporada. Mientras tanto, el próximo sábado 1 de septiembre se
enfrentarán a cuatro novillos de Pozo Hondo
los novilleros Francisco Martínez y
José María Hermosillo en punto de
las 13 horas.
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