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Con tres cuartos largos de entrada se lidiaron toros de Daniel Ruiz desiguales de presentación y de buen juego en líneas generales, excepto 1º y 4º.
Morante de la Puebla, pitos y palmas
Aníbal Ruiz, dos orejas en ambos
José María Manzanares, dos orejas y vuelta al ruedo.
Aníbal Ruiz y Manzanares en hombros cerrarron la feria Se cerró la feria taurina de Ciudad Real y lo hizo con un festejo casi rotundo. Se disfrutó de buen toreo, del caro, del que no se ve todas las tardes, además hubo emoción con ese ejemplo de valentía y de vergüenza torera que tuvo Aníbal Ruiz que volvió a reencontrarse con el coso en el que se doctoró 20 años atrás. El torero retirado actualmente volvió para la ocasión recibiendo merecidos homenajes como ese azulejo en la Puerta Grande y encontrándose con los más jóvenes en una clase práctica esta mañana que ha resultado todo un éxito de convocatoria. En definitiva un día 100% taurino en Ciudad Real.
Morante con la diestra Abrió cartel Morante de la Puebla del que hay poco que reseñar, su impresentable y flojo primero no le dio opción alguna y con su segundo le volvió a tocar bailar, no con la más fea si no con la más floja. Poca fortuna en el sorteo con el consiguiente enfado del tendido quedando prácticamente inédito. Anecdóticamente, lo más aplaudido fue un buen quite que le hizo a un banderillero de la cuadrilla de Aníbal Ruiz.
Aníbal al natural Aníbal Ruiz dio las dos dimensiones de su toreo en la medida en la que sus enemigos le dieron más o menos opción. Comenzó la faena de su primero con la rodilla genuflexa, toreándolo por abajo y viviendo posteriormente momentos de profundidad de temple y de buen gusto, llevándolo muy largo. La estocada un tanto defectuosa no fue obstáculo para que paseara las dos orejas.
En el quinto de la tarde fue cogido de forma muy fea en un quite por chicuelinas para llevar el toro al caballo, quedando a merced del toro, recibiendo un fuerte golpe en la cara. Dolorido, y con el rostro visiblemente hinchado tras el palizón sufrido consiguió emocionar, con un toro con muchas complicaciones con el que Aníbal estuvo firme, aguantando mucha tela y al borde de la cogida. Todo un ejemplo de pundonor y entrega con un público que se volcó con él. Tras estocada casi entera corto las dos orejas que paseó visiblemente conmovido junto a su hijo. El abrazo entre ambos emocionó a toda la plaza.
Manzanares en una de sus vueltas al ruedo Cerraba la terna José María Manzanares al que le tocó en suerte un buen primer toro que recibió por verónicas de cartel. Con la muleta lo condujo con suavidad, con temple consiguiendo levantar al público del tendido. Faena de toreo grande bien administrada por el alicantino. El remate fue intentar colocar la estocada en la suerte de recibir, consiguiéndolo a la segunda, llevándose dos orejas a su particular esportón.
Con el que cerraba la tarde hubo también grandes momentos en los que imperó la estética y el corte único que tiene este torero, lástima que se le acabó pronto. Falló con la espada y su premio se vio reducido a una vuelta al ruedo.
Fotos: Teresa Torres
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