| |
Con más de un cuarto de entrada se han lidiado novillos de Juan Antonio Ruiz “Espartaco”, de buen juego en conjunto.
Alejandro Fermín, silencio en ambos
Rafael González, silencio y vuelta
Pablo Mora, silencio y vuelta tras aviso. Pablo Mora ha sido declarado triunfador del ciclo
La novillada resultó ser muy interesante por el comportamiento de los utreros del Maestro Espartaco que dieron muchas facilidades para el triunfo de los novilleros finalistas, pero el mal manejo de los aceros les privo del triunfo, mucho entrenamiento les hace falta con el carretón afinando los aceros, que a los tres jóvenes la disposición no les faltó a lo largo del festejo no me cabe la menor duda, con el tiempo y las aguas irán mejorando, sería lo normal, si tienen afición por supuesto.
Los novillos de Juan Antonio Ruiz Román, encastados en especial en el tercio de varas, nobles y si pegar un derrote, no fueron bombones, eran utreros para torear como mandan los cánones, cumplieron a cabalidad en los tres tercios, de hecho de los seis lidiados cinco aplaudidos en el arrastre y el quinto ovacionado camino del desolladero; enhorabuena Maestro.
Abrió festejo el cacereño Alejandro Fermín, que estuvo muy bien con el capote en lances variados. En agradecimiento a la acogida de los aficionados venteños, les brindó la lidia y muerte de éste primer novillo de la tarde noche, en los medios inició faena con un pase cambiado por la espalda, luego por naturales de buen corte, también estuvo bien con la otra mano con pases de buena factura por ello los aplausos, terminó labor con un circular invertido, faena corta con contenido, no manejó bien los aceros. Con su segundo, cuarto del festejo se entretuvo en saludarlo con tres largas de hinojos los aplausos tronaron en los graderíos. Con las rodillas en la arena y con pases por alto inició quehacer con la franela, ya de pie toreó por derechas en que incluso bajó la mano, dos buenos naturales sumando el forzado de pecho, tres fueron las tandas por pitón zurdo, de colofón unas bernadinas ajustadas que gustaron al respetable. Con la espada una media tendida y nueve golpes de descabello. Silencio en su lote.
El segundo de la terna era el madrileño Rafael González, que con el capote nada en el primero de su lote; inició labor muleteril por alto ganándole terreno al utrero, una faena corta a derechas pero aceptable yendo a más por ese pitón, tampoco estuvo mal por el pitón contrario, tanto los redondos como los naturales fueron de buena caligrafía, como epílogo bernadinas apretadas ovación para el madrileño; fue una pena que manejara tan mal las espadas. Silencio. El quinto fue el novillo más destacado del festejo, con la capichuela nada de nada. Tras el segundo tercio y muleta en mano brindó al maestro Pepín Liria; inició labor de hinojos por el pitón derecho, siendo ovacionado, de pie pases lentos a derechas que llegan a los tendidos a más fue por ese pitón, buen tono y son los naturales, los redondos fueron de manos bajas, cerró quehacer por manoletinas ajustadas que gustan. Bien con la espada, estocada en los rubios, fuerte arreón del novillo y voltereta al canto para el chaval, con el de cruceta certero; algunos pañuelos que no cuajó y vuelta al anillo.
El otro madrileño era Pablo Mora, que recibió al tercero con farol de rodillas. Con pases de tirón sacó a su novillo fuera de rayas, aceptables fueron los redondos iniciales, los naturales bien pero en lejanías tras una labor corta pidió la espada cerrando actuación con ayudados por alto. Entró a matar en la suerte contraria dejando una estocada entera un pelín trasera que acusó el animal. Ante el sexto bis que fue aplaudido de salida, con el percal nada que destacar. Con la muleta fue de menos a más, pero siempre toreando a media altura por ambos pitones, pero que gustaron a los parroquianos. Si llega a estar más acertado con las espadas la vuelta al ruedo hubiese sido con un apéndice.
De las cuadrillas, el único que destacó fue el varilarguero Tito Sandoval picando bien al novillo que cerró festejo y ciclo.
|
|
