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Con tres cuartosde entrada se han lidiado toros de Hijos de Celestino Cuadri, de desigual juego.
Rubén Pinar, silencio en su lote
Pepe Moral, vuelta y ovación
Tomás Campos, silencio en ambos.Foto archivo En el tipo de la casa aunque con diferentes hechuras, la corrida de Cuadri lidiada como final de la feria de Azpeitia resultó excesivamente parada y sosa. Destacaron los del lote de Pepe Moral, segundo y quinto, que tuvieron más movilidad. Era una corrida en la que se esperaba que fueran los toreros los que atacaran a los toros. Había que ir a buscarlos y meterse con ellos para lograr que sacarán alguna embestida. Así lo entendieron tanto Rubén Pinar, que anduvo intentando buscarles las vueltas a sus oponentes y aprovechar la inercia del viaje, o Pepe Moral que logró lo más vistoso de la tarde, que no fue poco.
Pepe Moral se gustó y se sintió en sus dos toros. Fueron ambas faenas muy completas que empezaron dejando un ramillete de verónicas bien ejecutadas para sacar al toro a los medios. Luego llegaron esos momentos mágicos que este torero sabe crear. Series largas y encajadas con la derecha, muy abajo la mano y muy arriba el mando, logrando momentos muy bellos. Con la mano izquierda las cosas sucedían de uno en uno, pero siempre enganchando muy adelante y trayéndolos toreados. Moral supo buscar y ganar los terrenos, mantenerlos ante todo y ejecutar en ellos la faena sin perder nunca el mando ni el lugar. Pinchó en los dos toros y eso le hizo perder trofeos que eran seguros.
A Tomas Campos se le notó la falta de oficio propia de quien no torea. Solventó la papeleta.
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