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Este año, entre las novedades del productor Simón Casas, se programó la Tradicional Corrida de Toros de la Prensa, para cerrar el ciclo isidril. Lo clausuraron con el hierro de Victorino Martin, y con la presencia del rey Felipe VI en una barrera del tendido 9.
La corrida que nos trajeron desde las Tiesas de Santa María, no se le podía reprochar nada de presentación. Muy ofensiva de pitones por delante y después bastante honda y cuajada, cosa que no venía siendo habitual en estos últimos años. Luego de comportamiento, ha sido variado, pero a mí personalmente me ha faltado algo más.
 Paco Ureña se desplanta con el de Victorino. Foto: Plaza1 Quiso reaparecer el murciano Paco Ureña, con una fractura de vertebras que se produjo en el campo. Estuvo bastante templado, sobre todo al natural, en su primero. Un animal que en el caballo no realizó nada de resaltar, pero en la muleta embestía con muchísima calidad por ambos pitones, sin venirse nunca a menos, fue despedido con una gran ovación. Lástima que no estuviera acertado con los aceros. Pero volvió a dar síntomas de tener un enorme valor y de que cuando quiere romper con los animales, lo consigue.
Aunque en la tarde de hoy le he visto un poco torpe y algo mermado físicamente, sobre todo se notaba en los remates de algunas series. Su segundo también nos dejó dos buenas series con la derecha, pero la res se vino muy a menos. Lo mató de manera lamentable, con una estocada muy baja haciendo guardia.
Del que personalmente esperaba muchísimo más, era del extremeño Emilio de Justo, que en los últimos años se ha bregado con muchas corridas de este hierro en el país galo. Sobre todo estuvo muy por debajo de su primero. Un animal que tenía movilidad, pero tiraba algunos derrotes al final del lance. Emilio se limitó a acompañar las embestidas de su oponente, dejándose enganchar mucho la franela, lo que violentaba bastante su condición. Me gustaron las dos estocada que les dejó, en lo alto ambas.
El que sigue sin decirme absolutamente nada y ya se merece un aviso por parte de la empresa, es el sevillano Manuel Escribano. Pasó inadvertido, con su lote.
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