Una media para celebrar, de Francisco de Manuel

La tarde era de celebración, allá se acabara el mundo. Tres novilleros de Madrid, la parentela a los toros y los novillos de postín, de Fuente Ymbro. ¿Es o no es para celebrar? Que hasta hubo competición de haber qué partidarios se ganaban más orejas con sus aspavientos y vocinglería al palco. Pero la cosa era más complicado que eso y no le valió ni a Marcos, ni a Alejandro Gabriel, ni a Francisco de Manuel su toreo clónico de la modernidad, con las mañas de los mayores y puede que con menos ambición que muchos matadores de alternativa, aunque parezca mentira. Novillos a modo, pero que por momentos sacaron un algo que ya valía para que naufragaran los chavales. Quizá el que menos lo hizo fue Francisco de Manuel, que hasta parecía tener recursos y hasta manejar el capote, bregando y con garbo, dejando dos medias desmalladas a su primero. Poco es, pero al menos hay que felicitarse. Unos, los que se escaparon a mitad de festejo, tendrán toda la noche para ello, los que se quedaron, por la orejita y los más conformistas por esa media y es que al final no cabía otra y es que era día de celebraciones.