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La tauromaquia es emoción, hoy la ha habido en varios momentos de la tarde… Al final, lo que nos queda, es la huella que ha dejado en nosotros esos instantes en la que nuestra alma se ha sentido resquebrajada.
Agustín Navarro ha resucitado la suerte de varas. Gines Marín se la ha jugado a carta cabal con el cuarto de la tarde. Y El Juli ha disfrutado de la embestida más pastueña de lo que va de feria en el tercero de la tarde.
El sexto de la tarde era un pavo, un tío con toda su barba, que ha puesto seriedad en la plaza desde que asomó por chiqueros, y, junto a Agustín Navarro ha protagonizado la mejor suerte de varas de lo que va de feria y ya veremos si también de lo que queda. Dos puyazos que han puesto la plaza en pie: si el primero había sido bueno, haciendo la suerte con pureza, mejor ha sido el segundo. En éste se gusto el picaor esperando al toro relajado con la vara caída sobre su muslo, para después, levantar y citar, tirar el palo y agarrarse en el hoyo de las agujas. La plaza era un clamor, el toro había cumplido en el tercio del toro y el picador había ejecutado la suerte con sentimiento, creando entre ambos la emoción necesaria en la fiesta de los toros.
 Ginés Marín estuvo entregadísimo con el cuarto. Foto: plaza1 Otros pasajes emotivos los vivimos en el cuarto de la tarde, de nombre Parcelero y perteneciente a la ganadería de Garcigrande. El manso encastado se encontró con la disposición y entrega de Ginés Marín haciendo brotar momentos en los que se cortaba la respiración. El toro se había quedado con pies y llegó agresivo al último tercio. En momentos la firmeza le pudo a la agresividad.
La boyantía del tercero de la tarde, de nombre Licenciado, del hierro de Alcurrucén, se encontró con la técnica muleta del Juli, resultando del binomio un trasteo de más a menos. Del inicio por bajo, que fue lo más estético, pasamos a una montonera de pases mecánicos, carentes de emoción.
Quizás los papeles hayan estado cambiados, la torería y gusto de Ginés Marín hubiera lucido más acompañando la noble y repetidora embestida de Licenciado; mientras que el poder técnico del Juli hubiera serenado la bronca embestida de Parcelero. Aunque visto lo ocurrido en el quinto de la tarde, tenemos serias dudas. El toro le descolocó e hizo hilo en varias ocasiones.
Dónde no estuvieron cambiados fue en la suerte de varas, Coplero y Agustín Navarro jugaron cada uno sus cartas para hacernos disfrutar de esta bella suerte.
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