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Todos esperábamos más del festejo programado para hoy, primero por los coletas que componían el cartel y segundo porque también esperábamos mucho más del ganado a lidiarse; dice un gran amigo mío, matador de toros, buenísimo peón y gran banderillero: Jorge, si no hay toros, no hay fiesta y cuánta razón tiene ese gran profesional, la materia prima de este bello espectáculo indiscutiblemente es el toro bravo y si los matadores no cuentan con ello, no son santos para hacer milagros, y menos aun arriesgando los muslos. En el día de hoy, no cayeron chuzos de punta, no granizó ni sopló Eolo, incluso lució el astro rey. ¿A dónde vas tan contento?, a los toros a los toros, de dónde vienes tan triste, ¡de los toros!. Así fue, tristes y acongojados salimos de la plaza y a muchos aficionados les escuché, ¡para esto! me hubiera quedado en casa, creo que con esto está dicho todo.
Una autentica y vergonzosa mansada los cinco toros titulares de El Ventorrillo y también el remiendo de Valdefresno, lidiado en la quinta posición. Pitos para el primero, pitos para el segundo, silencio para los dos cuatreños últimos; como en país de los ciegos, el tuerto es el rey, dos fueron aplaudidos camino del desolladero, que fueron los lidiados en tercero y cuarto lugar. Bien presentados, con caras, bien rematados, pero totalmente sin fondo; el peso medio en la romana fue de quinientos cuarenta y nueve kilos.
Poco se pudo ver a Curro Díaz Al linarense Curro Díaz, el primero de su lote, se frenaba y se defendía, con la capichuela nada destacable; no comprendí el brindis al respetable, ya que Curro era consciente de la calidad del “enemigo” que tenía delante, empezó bien en su labor muleteril, pero la faena trascurrió sin atisbos de su duende y torería por ninguno de los pitones. Lo despachó de una estocada entera delantera que fue más que sufí. Silencio para el de Linares. Algo más encastado fue el cuarto y con un buen pitón derecho, aunque frenado en sus embestidas; nada de nada con el percal, pero tampoco con la franela, ese tarro de las esencias sigue guardado en el armario de su casa de Linares. Entró a matar en la suerte natural dejando una estocada entera un pelín desprendida. Otro Silencio para Curro.
Media verónica de Morenito de Aranda Tampoco pudo lucirse Morenito de Aranda en el primero de su lote, dadas las condiciones de su oponente que era un manso inservible para la lidia. Se le aplaudió con el capote. Con la sarga inició con doblones genuflexso, citó de lejos con la muleta para enjaretar cuatro redondos de buen tono, fue a más por ese lado, supo bajarle la mano toreando por naturales, pero no hubo transmisión, algo aburrido, a por la toledana que de inicio pinchó, luego una estocada media tendidilla que hace daño al manso animal. Silencio para el burgalés. El remiendo de Valdefresno, nada más salir a la arena buscó con prontitud la salida y para más inri de embestida nada clara. No estuvo mal con el capote, que suele manejarlo muy bien. Con la franela se vio obligado a torearlo a media altura ya que el bicho punteaba al término de cada pase de esa manera su quehacer fue difuminado. Lastimosamente también se puso pesado con las armas toricidas. Silencio para el de Aranda.
David Mora con la diestra Otro mansurrón fue el que le tocó de primero a David Mora; con el percal res de res y con la flámula poco o nada de entrada, pero a mi si me gustaron los últimos redondos de la tanda, por el pitón zurdo sin fuste, discreto ante el mansurrón. Eso sí lo despenó de un espadazo del que salió sin puntilla el animal. Algún pañuelito, quizá por ello dio por su cuenta la vuelta al ruedo. A su segundo sexto del festejo, una parte del público lo protestó; con la muleta en la diestra de los tres de la tanda, dos fueron de buena factura, con la mano contraria le faltó citar, templar y mandar. Las cosas con los aceros no le fueron nada bien, primero pinchando y a la tercera fue la vencida, el toro para las mulillas.
Los tres toreros simplemente cumplieron, no así las reses.
A que mañana no hay localidades, toros de dulce, para tres coletas mimados por Madrid.
Fotos: Muriel Feiner
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