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 Y Mambrú se fue a sujetar al toro La feria de Madrid sigue y Madrid sigue pareciendo un monstruo de las mil caras. Cartel con hierros no comerciales y parece que hasta hay cierta seriedad; cartel de figuras y el triunfalismo se expande como el agua por las marismas; y si el cartel es una mezcla de figuras y gentes de renombre, por el motivo que sea, entonces ya nos metemos en las profundidades de lo chabacano, verbenero y jaleador, aunque no se sepa el motivo, pero hay que jalear. Y con la de Jandilla ha pasado eso, palmas a no picar ni un toro, palmas a los ejercicios gimnásticos de Padilla, en especial con los palos, ya se clavaran desde el ascensor del hotel con un tirachinas. Palmas y hasta oreja a un Castella con nada más que ofrecer que el arrimón y los trapazos por la cara del animal. Y un Roca Rey, que ya puede inhibirse de todo lo que pasa en el ruedo, pero al que se le palmea todo aquello que levante ventoleras. Una tarde para ver el detalle de Manuel Rodríguez, Mambrú, sujetando al toro que su maestro, Padilla, no sabía por dónde meterle mano. Y los transeúntes del día disfrutando de la jornada taurina de este año, que ellos no saben que en Madrid no hay albero, pero ellos a lo suyo y a voces piden que se inmortalice su momento feria del 2018 y le piden con autoridad al fotógrafo que les “tire” una foto y que se vea el albero.
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