Al menos un remate aparente

Con lo bien que lo pasaron los isidros el día anterior y en la de Juan Pedro les aburría hasta el mismo aburrimiento. Esta es una de las consecuencias que pueden suceder cuándo el toro ni asoma, ni se espera que lo haga. No había pipas suficientes que hiciera la tarde soportable. Finito de Córdoba con ese moverse del artista engreído que derrocha desdén como si se lo fabricara en casa. Román que sin toros que se vengan solos y se toreen solos y pasen solos, no es capaz ni de esbozar una sonrisa, que bastante tenía con pegar latigazos destemplados y desajustados, carreras y enganchones. Y Luis David que parecía que podría desmarcarse de la asfixiante modernidad con intentos de hacer el toreo, pero al final cayó de bruces, entregado a un arrebato que solo servía para mostrar su bisoñez. Y tanto fue sopor, que hasta valió de modelo un remate del diestro de Sabadell/ Córdoba, para poderlo llevar al papel, al menos mientras no se encuentre una imagen del aburrimiento posando garboso. Y es que hay días en los que no quedan ni ganas para aburrirse.