|
¡El toreo es el toreo! Dejémonos de engañifas. Eso es lo que ha hecho Paco Ureña: torear.
Ya en su primero nos brindó un toreo de capa de compás abierto como señal de lo que podía pasar a lo largo de la tarde. Sintió en la muleta para parir aquella tanda al natural tremenda, preñada de hondura, le siguieron otras de menos nota pero buenas. Un redondo infinito, cargando el sentimiento sobre el compás abierto, hizo temblar Las Ventas. Paco Ureña al natural. Foto: plaza1 Ureña ha estado en Ureña... barroco y profundo. No mató.
La faena premiada fue desgarradora. Tras convencer al toro, que era algo incierto, lo pasó con firmeza por la derecha; creció su obra por el lado bueno, el zurdo, asentado y metiendo el toro atrás. El manso encastado de El Puerto de San Lorenzo se encontró con la muleta épica de Ureña, que aguantó tarascadas y avisos letales. La firmeza del torero convenció al toro y calló hasta el del pito. Cobró una estocada sin marcar los tiempos entrando lentamente a matar o morir.
En tiempos de sequía torera es hermoso encontrarse con un manantial de pureza, un hombre dispuesto a jugarse la vida es la regla sagrada del toreo.
|
|