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Muchas esperanzas teníamos en el ganado a lidiarse en esta 6ª corrida de la presente feria, se lidiaban seis toros de Baltasar Ibán origen contreras, y tres espadas con cierto renombre en el coso madrileño, dos españoles y un mejicano, qué retornaba al coso venteño, en el día de San Pedro Regalado, patrón de los toreros y con buena temperatura, pero el único que destacó fue el madrileño Francisco José Espada que logró la primera oreja de la presente feria. La corrida tuvo sus más y sus menos, me refiero al distinto juego que dieron los bureles, pero también a la actuación de los encartelados. Tras romperse el paseíllo, Alberto Aguilar fue obligado a saludar desde el tercio, ya que posiblemente sea su última tarde en Las Ventas, debido a su irrecuperable lesión en uno de sus pies, ha sido un torero muy querido y respetado por la afición capitalina; hoy como casi ya es costumbre en esta época, el viento molestó más de lo normal, pero a la postre, el festejo tuvo su interés.
Los ejemplares de Baltasar Ibán, de muy buena presencia, bonitos de estampa con caras y astifinos dentro de su encaste, con un peso medio de 533 kilos, sobresaliendo los lidiados en segundo y tercer lugar que escucharon palmas camino del patio de arrastre, los otros cuatro silenciados cuando el tiro de mulillas se los llevaron, pero sí que dieron la talla, tres de ellos lucieron capa castaña, dos negros y uno berrendo.
Por orden de antigüedad el primero de la tare para el madrileño Aguilar, que lastimosamente se apagó pronto, que apenas recogió y sin mayor dominio al burel con el capote. Tomó la sarga y lo sacó a las afueras, pero con la muleta apenas toreó y con la tizona, pinchó de entrada, luego una estocada entera tendida puso fin a la vida del animal. Silencio en los tendidos. Algo complicado fue el cuarto, segundo se su lote, con el percal nacin, apenas algunos pases meritorios con la mano diestra con una faena justa y fallón con los aceros.
Algo descoordinado salió el segundo toro para el mejicano Sergio Flores, que apenas cumplió con el percal, como también cumplió con la franela, fue una faena media por ambos lados pero con cierta torería, culminado con un espadazo marcando los tiempos, que cayó un pelín contraria, pero escuchó palmas y saludó desde el tercio. Con el quinto, un toro con poca raza de deslucidas embestidas, lo saludó por verónicas escuchando palmitas; otro de los toreros que busca las palmas brindando al respetable, estuvo mal con la franela por ambos pitones con pases de buen tono y con entrega, tras el pinchazo a la hora de matar, estocada media atravesada. Palmitas para el mejicano.
 Espada con la diestra al toro que le cortó la oreja. Foto: Plaza1
De regreso al túnel de cuadrillas, aplausos para la terna.
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