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No aburre, pide protagonistas y profesionalidad. Profesionalidad como ha mostrado Joselito Adame en bregas con complicaciones; o la firmeza de Román ante toros que reponían con furia; incluso la casta manejable que ha dejado mostrar sus pinceladas artísticas a José Garrido.
La casta pide atención al desarrollo de las lidias, como ha demostrado Hazem “El Sirio” que evitó una cogida cantada a Tomás López; claro ha quedado también la falta de ella en el siguiente toro, cuando el mismo Hazam fue perseguido y arrollado.
La casta incentiva el poder del toro, así lo hemos podido comprobar en la suerte de varas, en la que ha habido cuatro derribos, mezcla en algunos casos de la falta de profesionalidad y, en otros, el poder indiscutible de los animales de Fuente Ymbro.
 El poder visible: caballo, picador y toro fundidos en una sola imagen La casta es la esencia de la bravura, la creadora de la emoción… la casta es la bravura en sí mismo… la casta da sentido a la fiesta de los toros.
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