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Como está previsto, concurrió todo el abono y alguno más a la tarde soleada y sin viento, la temperatura como corresponde al mes, pero en el ruedo hacía más que fresquito, por la actitud del ganado y por la terna actuante; si esto sigue así las crónicas cada día nos saldrán más cortas, con esta que apenas es la segunda, hay poco que contar, pero tenemos que hacerlo, primero por quienes nos leen y también por la confianza depositada por nuestro director del portal en mi persona.
No solo nos decepcionaron los pupilos de D. Álvaro Martínez Conrradi, sino también la actuación del torero de Salteras (Sevilla) El Cid, que ha tenido una mala tarde, me pareció que no era él, me dio la impresión que me lo habían cambiado, ya que no dio una a derechas y mira que ha sido un torero mimado por la afición de Madrid durante muchas temporadas; el matador que encabezaba el cartel era el francés Juan Bautista, que estuvo digno a la vez que discreto; para mi gusto el que mejor estuvo fue el burgalés Morenito de Aranda, especialmente en el toro sexto, al que sí supo lidiarlo como es debido, cosa rara en los tiempos que corren, demostrando su experiencia, técnica y conocimiento del oficio.
Que mal sienta cuando los amantes del toro como sucede con el que escribe y espera ver toros que embistan normalmente como son los procedentes del encaste Santa Coloma – Buendía, pero hoy no fue así, mejor dicho fue un encierro decepcionante, ninguno valió, ni para el toreo de antes, ni para el toreo moderno, de los seis ejemplares de La Quinta, el segundo fue pitado y los otros cinco silencio cuando el tiro de mulillas se los llevaron; el que cerró festejo, sacó las dificultades de su encaste. Mal dejaron a su criador, pero eso sucede hasta en las mejores familias. Eso sí, preciosos y guapos el encierro, con unas hechuras, pelajes y astifinas, que nos dio la impresión que veríamos un corridón, pero todo se diluyó como un azucarillo en el café; el peso medio en la báscula fue de 557 kilos.
El toro que abrió plaza fue para el de Arles Juan Bautista, un toro bonito de todo pero sin raza, al que saludó el gabacho con tres verónicas de buena ejecución. Con suavidad inició faena con la muleta, pero el resto de su quehacer no lució nada importante. Lo despenó de una estocada entera caída y de un certero golpe de cruceta. Silencio para el de Francia. Un toro guapo pero desrazado fue el cuarto; nuevamente Juan Bautista, estuvo muy bien con la capa, nuevamente con pases de caricia comenzó el último tercio, sacándolo a las afueras, medio logró ligar por el pitón derecho, tras el forzado de pecho las palmas no se hicieron esperar, con la zocata estuvo digno y pare usted de contar. Mató al casi cinqueño de una estocada fulminante. Saludando desde el tercio.
Para El Cid, el segundo de la tarde, que manseó y terminó rajándose; con el percal nada y con la franela por el pitón derecho los redondos fueron muy acelerados, al intentar los naturales esa muñeca prodigiosa no le funcionó como antaño, se limitó a torearlo lo mejor que pudo preparando al animal para darle muerte, haciéndolo con una estocada tendida y delantera, más un descabello. Silencio. Otro toro mansón fue el quinto, al que apenas lo recogió con el percal. Mal empezó con la pañosa, protestando el respetable, con la diestra algún pase potable, con la zurda escuchó música de viento incluso fue desarmado; tras cuadrar al cuatreño para darle muerte de una estocada entera desprendida, perdiendo el engaño en el embroque, el burel dobló siendo rematado por el puntillero. Otro silencio para el de Salteras. Lastimosamente Manuel Jesús ha tenido una deficiente actuación.
Morenito con el sexto. Foto: Plaza1 Un toro quedado le tocó de primero a Morenito de Aranda, que fue ovacionado al torear con el capote, también escuchó aplausos con la muleta pero sin llegar a remontar la faena, digno estuvo el burgalés, pero no logró llegar a las gradas, con las espadas tampoco estuvo acertado. Muchos problemas tenía el sexto, pero Morenito logró hacerse con el correoso animal y sacó la experiencia, la técnica y los conocimientos adquiridos con los años y lidió al cinqueño como se hacía antes, cosa que ahora no se ve ni al público le gusta, dado el desconocimiento de lo que es lidiar, el de Aranda se la jugó ante las dificultades del burel. Lo malo fue que se atascó con las armas mortíferas. A mí sí me convenció.
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