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Con un cuarto de entrada se han lidiado novillos de Julio García, de distinto juego.
Adrián Henche, silencio en ambos
Miguel Ángel Pacheco, ovación tras aviso y ovación
El Adoureño, silencio tras aviso y silencio.Pacheco ha hecho lo más destacado. Foto: Plaza1 Con una temperatura agradable como corresponde al mes de abril, tuvo lugar el tercer festejo menor del mes en curso, en que había dos debutantes; la presentación de los pupilos de Julio García, que tomaban antigüedad y el primer paseíllo que hacía el joven novillero francés El Adoureño. De la terna el más destacado fue el gaditano Miguel Ángel Pacheco, que escuchó ovaciones en su lote, saludando desde el tercio, a sus compañeros de cartel se les silenció su labor en sus lotes correspondientes.
Los novillos de García tampoco salieron muy allá que digamos, bien presentados, con sus caritas acorde a su edad, pero bajos de casta, de los seis, solo el lidiado en segundo lugar escuchó palmas camino del destazadero, división de opiniones el cuarto y silencio los restantes, con esos mimbres pocos cestos se podía hacer, lo mejor fue sus pesos en la romana, el único utrero que medio alcanzó la media tonelada fue el cuarto, los demás estaban dentro del peso que debe tener una novillada, eso sí más de uno metió la cara en el tercio de varas y empujando con codicia, pero no fue lo esperado en una ganadería que debutaba en los madriles.
Rompió plaza el novillero de Torrejón de Ardoz (Madrid), que menos mal algo le vimos con el percal, por ello escuchó las primeras palmas del festejo, pero no nos dijo nada con la flámula por ninguno de los pitones, incluso hubo protestas a su labor; quizá lo mejor a la hora de la suerte suprema en que despachó de una estocada entera de buena colocación y ejecución, doblando con presteza. Silencio. El cuarto, segundo de su lote fue aplaudido de salida, era un torito con 515 kilos sobre sus lomos y bien armado; con el percal apenas simplemente lo recogió, con la muleta logró pases ligados con la mano diestra, algún natural, pero su quehacer fue a menos. Con pases suaves cuadró al utrero para matarlo, pero los aceros le jugaron una mala pasada, otro silencio en los tendidos.
Al gaditano Miguel Ángel Pacheco, le tocó el mejor novillo del encierro como fue el lidiado en segundo lugar, primero de su lote; vistoso estuvo en el saludo capotero, en que destacó el banderillero Andrés Becerra, que saludó montera en mano. Buenos doblones al inicio de faena con la franela ganándole terreno que si llegaron al tendido, en los medios una buena tanda a derechas siendo fuertemente aplaudido y ovacionado, tiene maneras, los natrales tuvieron buen trazo y fue de menos a más, supo administrar los tiempos, pero tan buen quehacer quedó embarrado por el mal uso de las armas toricidas y todo quedó en un saludo desde el tercio. Encastadito y cómodo fue el quinto al que saludó por verónicas rodillas en tierra. Desde los medios brindó al respetable, en ese mismo terreno citó de lejos con la mano diestra, los pases tuvieron buen corte, mejoró aún más con el remate de pecho, los naturales tuvieron menos fuste, toda su labor fue en el platillo, eso tiene mérito, la pena fue que el utrero se fue apagando. Cuadró al novillo enjaretando con la espada un pinchazo trasero y una estocada casi entera algo tendida que hizo doblar al novillo. Saludando desde las rayas.
Con unas buenas verónicas saludó a su primer novillo, que los aficionados batieron palmas al joven francés. Tras el brindis al público y sin probaturas inicio faena por derechazos de buena factura, bien con esa mano y mejor con la mano contraria, es un joven que con el tiempo puede funcionar, los redondos fueron largos, circular invertido que gusta al final fue una faena medida. Con mucha habilidad le recetó una estocada entera arriba, el utrero se acula en tablas, pero terminó doblando. Silencio para el galo. Amplio de sienes, montadito y abanto era el que cerraba festejo. Nada con la capa, en banderillas saludó Rachid tras un buen segundo tercio. Adoureño inició faena en buen tono por alto, buena caligrafía los redondos diestros, bien con la zocata conectando con los tendidos, todo su quehacer fue en los medios, una muy digna actuación la del torero francés, emborronada por el mal uso de los aceros. Otro silencio para el vecino galo.
Cuando los tres espadas retornaban al túnel de cuadrillas fueron cariñosamente despedidos por los aficionados.
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