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Gris por el pelaje de los victorinos y plomo por el comportamiento que han tenido. A los toros de Victorino les ha faltado fortaleza, todos han renqueado desde la salida. Dicen las malas lenguas que le han echado agua al vino. Cierto es que la presentación ha sido pareja y correcta; pero en cuanto a bravura han dejado mucho que desear.
 Con Escribano se han vivido los momentos más emocionantes. Foto: lamaestranza Lo más destacado de la tarde ha corrido a cargo de Manuel Escribano, a sus dos toros los ha recibido a portagayola, al primero que lo aguantó estoicamente, y, al segundo con susto incluido al vencérsele. A los dos los ha toreado después bien a la verónica, con garra y gusto, en un toreo recio. Con el primero que desarrolló sentido, se justificó en un par de tandas al natural. Su segundo llegó al último tercio muy limitado, sin fuste y sobradado de nobleza. Antes había expuesto en exceso en un par de banderillas junto a tablas con un toro sin inercia.
Ferrera no ha tenido su tarde. El primero fue un pozo seco de bravura al que no pudo sacarle nada vistoso. Una tanda al natural fue la renta ante este toro que había sido tardo y soso en banderillas. Su segundo repitió en la capa y salió manseando del caballo donde había recibido dos varas de castigo y se paró en los dos últimos tercios. Poco o nada pudo extraerle Ferrera a un victorino flojo, que le costó repetir. Hay que resaltar que se puso pesado en ambos toros, cuando el material no es propicio lo más acertado es cortar la faena.
El tercero de la tarde, primero de Luque, se frenó y mostró flojedad desde la salida, por ende fue protestado. Discreto tercio de varas. Juan Contreras se zafó de milagro en un par de banderillas. En la muleta el victorino se quedó sin recorrido y sacó malauva. Se hizo el amo e hizo pasar un mal rato al torero sevillano que equivocó la lidia intentando torearle con los modos modernos.
El sexto se mostró más noble y Luque se lució con el capote. Con él se desmonteraron Caricol y Cervantes, y fue lidiado a la perfección por Contreras, dándole tiempo y los capotazos justos. En el último tercio no nos pareció bueno el planteamiento de faena de Luque, la nobleza buscaba la muleta abajo. Y aunque el Victorino terminó aburrido, nos hubiera gustado ver salir la muleta por debajo de la pala.
Una tarde en la que los toros de Victorino lucieron la divisa de color negro en recuerdo de su criador y que no pasará al recuerdo de la tauromaquia.
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