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Tuvimos que esperar al sexto de la tarde para salir del sopor en el que nos estaba enterrando la corrida de Torrestrella. Se hacía insoportable aguantar toros descastados, deslucidos, sin entrega… presididos por un inválido primero.
Uno de los naturales de Pablo Aguado. Foto: Lamaestranza Pablo Aguado, que había puesto mucho interés en su primero, tercero de la tarde, fue jaleado con la muleta, aunque las tandas resultaban incompletas por cuestiones varias. Mejor estuvo con la izquierda, toreó más puro y templado. Tres muletazos de frente marcaron la diferencia con lo anterior. El toro fue a menos, el torero a más, este fue el ritmo de faena. Aunque en el sexto cobró una buena estocada, tiene que mejorar la suerte suprema.
Con Chillón, que era el toro que cerraba plaza, se dobló con torería y lo pasó con temple por la derecha. Expresó bien el natural cuando le dejó el toro... que no fueron muchas veces. La diestra fue la base y expresión del trasteo. Tuvo gusto y en momentos aparecieron matices del toreo sevillano. Tras pinchar, cobró una buena estocada y le fue concedida una paisana oreja.
Javier Jiménez se ha estrellado con un lote sin posibilidades. Fácil fue el primero, tanto como insulso y bronco, sin casta su segundo. Nada destacable en el quehacer de Jiménez salvo que cuidó al torrestrella para que no se derrumbara... Y esto no es destacable, sino censurable en el haber del ganadero.
Variado fue el saludo al cuarto, al que le faltó continuidad, no pudo rematar. Este toro tomó dos buenas varas, arrancándose con alegría y con él se desmonteró José Chacón por un par de mucha exposición. Al toro, manso encastado, que le faltó repetición y temple, le plantó cara el torero sevillano con actitud y recursos, y le robó algunos muletazos estimables con la derecha.
Lama de Góngora ha sido el otro damnificado de la tarde junto al público, su lote tampoco sirvió demasiado. Le ganó terreno con el capote y dibujó una buena media a este su primero. Jamás voy a entender que se aplauda al picador por no castigar al toro... Se hizo. En la faena de muleta empezó atacando para ir gustándose con la derecha. Por el zurdo se quedó corto. A menos fue el toro tras tres tandas diestras. Lo más sentido, aunque incompleto, el final de faena por ayudados por bajo. Todo quedó en una declaración de intenciones.
Sin fijeza embistió el quinto de la tarde en el capote y tras el saludo hizo amago de rajarse. En la tercera tanda estaba desinflado. Voluntarioso el torero ante la irregular embestida del toro. Lo mejor la estocada por ejecución y efectividad.
Nada nos acompañaba tras aguantar la fatiga de una tarde tan cansina, salvo el consuelo de que las habrá peores.
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