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Cuarta novillada, tercera con picadores, de Soñadores
de Gloria 2018 en la Monumental
Plaza de toros México. Ante una pobre entrada en tarde soleada y calurosa,
se lidiaron seis novillos de San
Constantino, que se presentó en el embudo. Bien presentados y de juego
desigual, destacaron los corridos durante la primera mitad del festejo,
mientras que los tres últimos fueron mansos y parados. Actuaron los siguientes
novilleros: José María
Hermosillo: palmas,
y ovación. José Miguel
Arellano: al
tercio tras petición, y silencio. Ricardo de
Santiago:
oreja, y palmas. Destacó en varas Carlos Ibarra.  Foto: @LaPlazaMéxico en Twitter Poco pudieron redondear los chavales ante la
marcada disparidad de juego del ganado de San
Constantino durante sus actuaciones en la cuarta novillada de la temporada
2018 de la Plaza México. José María Hermosillo, de
Aguascalientes, repitió con merecimiento en el serial. La estrategia de repetir
a los chicos que sobresalgan, sin duda, es la mejor estrategia para recuperar
la importancia de nuestra temporada chica, y para obtener toreros
familiarizados con la afición de ellas. En esta ocasión, el joven hidrocálido
lució presionado, y se desenvolvió con menos soltura que en su primera actuación.
Lució encimista y sin la claridad de ideas de la ve anterior, pero sobretodo
desentendido de ese toreo muy largo y al hilo del pitón que ilusionó a La México
hace dos semanas. En cambio, le tuvimos encima de los novillos, cruzado,
brusco, e intentando sacar los pases uno a uno. Si bien es cierto que su lote
no fue particularmente emotivo ni boyante, nadie le hubiese reclamado que
intentara torear apegado a su concepto. Mato de dos estocadas de colocación
defectuosa, y escuchó palmas y ovación. Su lote se compuso de Ilusión –n. 156, 403 kg.–, y Lunero –n. 88, 450 kg.–.
José Miguel
Arellano también
lució nervioso y acelerado, como es normal para un chico de poco rodaje. Lo que
no es normal sin duda es el buen corte de torero, el temple y el buen gusto con
el que hizo el toreo en los breves momentos en los que se acomodó con el
primero de su lote. Buen Amigo –n.
72, 435 kg.– se dejó meter mano con calidad, aunque algo tardo para decidir su
embestida. Ahí fue donde al debutante le faltó la paciencia necesaria para
quedarse en el sitio, echar los vuelos de la muleta a los belfos de la res, y
extraer más de esos pases largos y deletreados que regaló por momentos. Particularmente
sobresalió un natural en medio de una serie arruinada por el uso del ayudado, y
una serie por derecho muy ligada hacia el final de la faena. Mató de estocada
corta y fue ovacionado. Con el quinto de la tarde, Cosntantino –n. 108, 455 kg.–, pudo hacer muy poco. Mató de pinchazo
hondo y de retiró en silencio. Ricardo de Santiago
tuvo una
actuación menos aseada que en otras presentaciones, particularmente las de hace
dos temporadas. Pero en cambio puso el hambre, y la torería, el hambre de ser, olvidándose del cuerpo. Al igual que el resto
de los lotes, solo sirvió el que salió por delante, y eso muy relativamente. Triunfador –n. 122, 442 kg.– fue un
novillo pronto, y emotivo de salida, con mucha intención de pelear. Así lo
mostró en el saludo capotero, cuando le ganó al novillero en un par de lances,
y en el caballo, al que arremetió con mucha fuerza, derrumbando aparatosamente.
En banderillas el chaval potosino armó un escándalo, primero con un cuarteo
hacia los medios en el que el toro claramente le cortó el terreno y lo metió en
algún apuro. Lo mejor vino cuando el chico se encastó, más hacia el tercio, y
le cuajó un par en la misma cara, antes de la cereza en el pastel de un par al
relance tras recorte en tablas. La locura en los tendidos, una ovación cerrada
de lujo. El novillo apenas permitió que le tantearan
con la muleta antes de tirar un hachazo con el pitón izquierdo al pecho del
chico. Tras de espectacular voltereta, el chico cayó con las cervicales, casi
repitiendo la escena de su presentación sin caballos en este coso del viaje a
la enfermería completamente inconsciente y sin dominio de sus extremidades. Volvió
entre vítores para plantar cara al enorme sentido de Triunfador, que vendió muy caro cada pase, incluyendo los de aliño,
en los que cortó terreno buscando al desmadejado novillero. Se tiró a matar
entre dificultades dado lo enterado del novillo, recibiendo, y dejando medio
espadazo con otra voltereta. Actitud y ganas de novillero que valieron una
oreja. Cerró plaza Soñador –n. 128,
451 kg.–, con el que poco pudo hacer el potosino, que escuchó un aviso. El próximo domingo se anuncia una novillada
de Guadiana para Héctor Gutiérrez, Fernando Flores, e Iván Hernández.
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